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Omisiones del cuerpo. Pinturas de Michelle Galaviz Valles

GALERÍA SEISDIECIOCHO

Omisiones del cuerpo. Pinturas de Michelle Galaviz Valles

Omisiones del cuerpo. Pinturas de Michelle Galaviz Valles

CARLOS CÁRDENAS

Cuando la pintura al óleo hizo su aparición en la historia del arte el tema que más encontraría beneficios sería el de la representación del cuerpo humano, las sutiles transiciones tonales y cromáticas representarían un avance técnico realmente significativo en comparación con la técnica al temple, la cual fue utilizada durante mucho tiempo.

Los artistas contaron con un medio que les permitió una representación del cuerpo humano, y del retrato en particular, de una calidad de altísimo nivel, la forma en que la nueva técnica permitía la simulación de superficies naturales permitió logros, hasta entonces desconocidos; artistas como Jan Van Eyck, Giorgione y el mismo Leonardo, posiblemente no hubieran obtenido en sus obras representaciones humanas de tan alto acabado sin el apoyo de la revolucionaria técnica.

Los procedimientos se desarrollaron a lo largo de 400 años sin una alteración significativa, salvo algunas aportaciones muy específicas, sobre todo aquellas heredadas de la tradición veneciana, como la promovida por Tiziano y que, posteriormente, Rembrandt haría evolucionar significativamente, al grado de acarrearle una gran incomprensión de sus contemporáneos, hasta que la llegada del postimpresionismo y, de manera especial, las visiones expresionistas del siglo XX le reconfirmarían sus intuiciones estéticas.

Alejándose del ritmo de las vanguardias, la nueva escuela realista inglesa exploraría soluciones plásticas que aprovecharían los evocativos efectos del óleo para sugerir deformaciones, laceraciones y desgarramientos. Así pues, Francis Bacon y Lucian Freud mostrarían, elocuentemente, el drama interior del hombre moderno señalando, en el caso del último, una dirección, que han seguido con entusiasmo nuevas generaciones de pintores.

Esta forma en que la pintura logra, como pocos medios, la exteriorización del drama interno y que se revela eco de la realidad sombría y fragmentada de la posmodernidad, hace que jóvenes artistas como Michelle Galaviz Valles, que en sus obras presentadas recientemente en el espacio creativo y expositivo 'La Casa' exploran distintas formas de representación en el género del retrato y la figura humana, sin dejar fuera de sus composiciones la carga simbólica respectiva, retomen la pintura para seguir confirmando su vigencia como forma de expresión visual.

En el trayecto obligado de quien se ha comprometido tempranamente con el arte, sobre todo en lo que respecta a un pintor figurativo, es común observar la presencia de elementos narrativos, simbólicos o fantásticos y la revisión de soluciones provenientes de la tradición.

Así pues, esta serie de pinturas de Michelle Galaviz se desplaza desde una relectura del barroco tenebrista (Metáfora del sueño y Recolector), atravesando por el surrealismo (Retrato de situación familiar y Expectantes) para alternarlos con acercamientos al realismo contemporáneo (Miel de higo y La casa morada) en una búsqueda técnica natural que experimenta con formatos y texturas, en ocasiones elaboradas mediante un proceso riguroso (Tremolar) y otras que presentan más inmediatez en su ejecución (Inherente melancólico e Inherente colérico).Podemos entonces decir que 'Omisiones del cuerpo' de Michelle Galaviz nos muestra la experimentación inquieta de una joven artista duranguense, talentosa y sensible, que ha encontrado en la pintura una poderosa herramienta para seguir hablándonos bastante acerca del mundo de su tiempo y de ella misma; habitante del fragmentado siglo XXI e inmersa en el desencanto posmoderno, ha descubierto, oportunamente, que aquello que se le ha olvidado al cuerpo, la pintura nos lo recuerda a gritos.

Escrito en: GALERÍA SEISDIECIOCHO pintura, Galaviz, Michelle, representación

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