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No la tiene nada fácil Benítez Ojeda

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No la tiene nada fácil Benítez Ojeda

No la tiene nada fácil Benítez Ojeda

JORGE PÉREZ ARELLANO

Si a Luis Enrique Benítez Ojeda le hubieran preguntado que cuándo le hubiera gustado dirigir a su partido, seguramente no hubiera escogido este momento, en el cual el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se encuentra totalmente fracturado y en franco declive.

Seguramente el discurso del actual legislador será otro, en el que dirá que es una perfecta oportunidad para retomar el rumbo, para unir fuerzas y para "renacer de las cenizas"... y es normal, aunque en el fondo él sabe que el PRI en Durango esta, tal vez, en su peor momento d ela historia.

El año pasado, de un día para otro, el PRI dejó de ser la agencia de colocaciones para miles de priistas en el estado. Dejó de ser el partido en el poder y, en consecuencia, dejó de recibir el dinero con el cual operaba en el estado. El flujo de efectivo desapareció y con ello una crisis al interior del partido nunca antes vista.

Como era de esperarse, a los derrotados se les señaló, se les apartó y se les estigmatizó. Y no es para menos, fueron grandes responsables de los pésimos resultados del año pasado en donde cedieron la gubernatura y alcaldía de la capital. Si el PRI perdió de tal manera fue -además del voto de castigo- porque desde sus entrañas se operó en contra del exgobernador y de su candidato.

Benítez Ojeda llega a dirigir a su partido gracias a la división que existe al interior, donde grupos bien identificados querían el control para poner orden y retomar el camino, pero que con las negociaciones se vio favorecido. Él lo sabe, y no se puede engañar. En cualquier otra circunstancia difícilmente hubiera sido el elegido, a pesar de su capacidad y conocimiento, pues sabe que no goza de la simpatía de la mayoría de sus compañeros, quienes no le perdonan su constante crítica pública.

Al nuevo Presidente Estatal del PRI se le relacionó en campaña con el equipo de Aispuro Torres, y tiempo después coqueteando con partidos de oposición. Era fuego amigo. Él lo sabe, porque a Benítez Ojeda no lo quieren en el PRI a pesar de su larga trayectoria.

Para la prensa local, Luis Enrique es siempre atractivo. Sus declaraciones siempre dan nota porque no se guarda nada. Algún día comparó al primo del exgobernador Herrera Caldera con un capo de la mafia italiana y se atrevió (según cuentan varios priistas) a hablar mal de un exgobernador "todo poderoso" en una fiesta. Pero la prensa tampoco es su aliada. Ambos se sirven uno de otro hasta donde les conviene.

¿Podrá Benítez Ojeda poner orden en el PRI? Se ve complicado. Y más de cara a un proceso de sucesión presidencial, en donde además, Peña Nieto tiene todas las de perder y por amplio margen. ¿Con quién se la jugará el priismo duranguense?, ¿Con José Antonio Meade, con Aurelio Nuño o con un tercero en discordia? , ¿Qué tanto influirá Benítez Ojeda en las decisiones importantes?, ¿Será él, será en consenso o seguirá órdenes?

Repito, Benítez Ojeda no la tiene nada fácil. Son pocos los priistas capaces de ser autocríticos como él, pero eso tampoco le augura éxito en este nuevo proyecto al nuevo de un partido que se mueve por complicados intereses. ¿Qué resultados entregará Luis Enrique al final? Peores que las que hoy toma, no creo... Al tiempo.

Twitter: @jperezarellano

Escrito en: Sin Restricciones Ojeda, Benítez, partido, Luis

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