Benítez y la pulcritud
Pocas veces una entrevista "chacalera" trasciende tanto a través de redes sociales, como lo hizo una otorgada el 23 de mayo de 2013 por el hoy virtual dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, Luis Enrique Benítez Ojeda.
Trascendió tanto, que incluso a la fecha le genera animadversiones al interior del organismo político al que pertenece. Y le obliga a asumir compromisos que quizá no pueda cumplir.
Aquel día, en alrededor de 8 minutos, el hoy de nuevo legislador local (en ese entonces lo era) acusó al Gobierno de Jorge Herrera Caldera de ser el artífice de una lucha contra la coalición electoral PAN-PRD, con la intención de ganar las elecciones de aquel año a como diera lugar.
Textualmente, declaró:
"Es tanto el miedo (de perder) que tiene el Gobierno, que están haciendo todo para que el PRI gane a fuerza (...) Yo no sé porqué ahora quienes toman las decisiones, o quienes asesoran, están empeñados en obstaculizar todos los días a esa coalición. Y el Instituto Estatal Electoral está al servicio del Gobierno; y es Rafael Herrera Piedra el enlace, el que baja las instrucciones. Yo digo que es Don Corleone porque así se hace en la mafia: hay alguien que es el que manda, pero tiene a su Don Corleone que es el que hace todo".
Ese día, se fue incluso contra el actual magistrado del Tribunal Electoral, Javier Mier, a quien acusó de operar (entonces como presidente del Instituto Electoral) para consolidar la intención de quienes, según él, dirigían a su partido político.
La declaración del 23 de mayo, sin embargo, no solo exhibía a los integrantes de un ala partidista distinta a la suya, sino que desnudaba supuestas prácticas burdas del partido al que pertenece.
Agregó:
"Yo le entiendo, tengo muchos años en esteo y sé cómo se las gasta el PRI. En los 80' había fraude electoral, en los 80' se robaban las urnas y se tachaban las boletas y se hacían todo tipo de fraudes. Pero ahora las instituciones están al servicio del Gobierno".
Los vicios expuestos aquel día por Benítez Ojeda, provocaron molestia e involucraron, quizá indirectamente, a no pocos que hoy todavía protagonizan en el tricolor.
Miremos a aquel entonces.
El Partido Revolucionario Institucional era dirigido por Otniel García Navarro, hoy dirigente estatal del organismo.
Esteban Villegas Villarreal, era candidato a la alcaldía capitalina; hoy, intenta hacerse del liderazgo de ciertos organismos, ante la evidente pérdida de la dirigencia para los suyos.
Alicia Guadalupe Gamboa, hoy también diputada federal, era una de las figuras más cercanas a la cúpulas de aquellas fechas; tan así, que emanó de ese grupo su posterior candidatura a la diputación federal que hoy ostenta.
Carlos Matuk López de Nava, que también "dimitió" a su favor en la negociación interna, tenía una cercanía similar a la de Gamboa; era, quizá, de los tres o cuatro de más confianza para el entonces mandatario estatal.
Este, por cierto, era Jorge Herrera Caldera, hoy ciertamente fuera de los reflectores partidistas, pero aún con posibilidad de que ciertas jefaturas de grupo se les otorguen como parte de la negociación interna que le permitirá dirigir al partido.
¿Irá Luis Enrique Benítez por todos ellos? La respuesta parece ser un no rotundo, pues ya se dibuja la repartición de espacios para él y los suyos.
En tal caso, el nuevo dirigente del Partido Revolucionario Institucional se estaría exhibiendo como alguien que no solo sabe de política, como él señalaba en 2013, sino como un dirigente que está dispuesto a perdonar el pasado, aún y cuando haya estado fuera de la Ley.
Sin embargo, también cabe la posibilidad de que actúe contra quienes hicieron que, en aquel 2013, el PRI ganara a fuerza, actuando como una mafia.
El pasado reciente, en el que Benítez se convirtió en el mejor ejemplo de oposición política ya con el PRI fuera del Gobierno del Estado, terminó por darle la dirigencia estatal; el pasado un poco más lejano, podría condenarlo a ser uno más. O no. Quien sabe qué cosa pasará.
Twitter: @luizork