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Fernando Andrade Cancino

Educación en crisis: Alumnos y maestros reprobados. El rechazo de estudiantes de nuevo ingreso a las escuelas preparatorias o profesionales públicas no sólo tiene que ver con la demografía del país, sino con el pobre crecimiento de espacios educativos e incremento de docentes y con la aplicación de exámenes de admisión que desde los 80 comenzaron a implementar las escuelas a fin de, se decía, elevar la calidad de la educación. Este argumento hizo al docente olvidar su espíritu de apostolado y con presiones sindicales y falsos razonamientos académicos, éste se volvió profesor de grupos reducidos, lo cual lo ubicó en una posición privilegiada en detrimento de los miles de alumnos rechazados desde entonces. Un caso que ejemplifica esta problemática y esboza una solución fue el de la Escuela de Diseño, en el DF, que en 1982, ante la presión que ejercía el INBA por aumentar la matrícula y abatir el costo por alumno, los admitidos para cada grupo de primer ingreso -que a su vez se multiplicaron- llegaron a ser hasta de 130, lo que implicó impartir clases en el auditorio escolar, logrando así incrementar la matrícula, en cuatro años, de 180 a casi 1500 alumnos, y disminuir a cantidades aceptables el costo por estudiante: el reto para los docentes fue mantener la disciplina y la atención de 130 alumnos en su clase, y lo lograron, además de recibir un intenso entrenamiento para dar cátedra frente audiencias masivas.

Las materias que requerían trabajo de restirador, como Geometría, o los talleres y laboratorios tuvieron que ajustar su dinámica a las nuevas necesidades, y entonces hasta tres alumnos ocuparon un restirador y las prácticas se dividieron en horarios separados para los subgrupos que fue necesario crear. Obviamente no era la situación ideal para el maestro, que se la pasaba revisando exámenes, ni para el alumno que debía de ingeniárselas para ser atendido personalmente cuando tenía alguna duda o necesitaba asesoría para su trabajo personal. No era, pues, lo óptimo ni lo deseable, pero ante una situación de verdadera emergencia los resultados fueron positivos.

Hoy se vive a nivel nacional una situación de emergencia, pues aquella verdadera pasión por la enseñanza que algunos maestros compartieron, se volvió apatía, pues apoyados por sindicatos y muchas veces comisionados, o por Juntas de Academia bajo el argumento de la superación académica, o por homologaciones que permiten impartir menos horas pizarrón a los que más cobran, o bajo el argumento que los grupos grandes son "antipedagógicos", los maestros usan los exámenes de admisión para quedarse con un mínimo de alumnos en detrimento de una mayoría rechazada que no encuentra cupo en las escuelas y que pasa a formar parte de las filas de la improductividad y el desempleo.

Urge pues, ante esta emergencia, abrir las aulas a todos los aspirantes, sabiendo que no estamos en condiciones de equiparnos a países del Primer Mundo, y realizar una cruzada nacional donde hasta en los patios y corredores se enseñe, se eduque y se preparen jóvenes preparatorianos y profesionistas de la más diversa índole.

Entre los egresados de aquellas generaciones tumultuosas de alumnos de la Escuela de Diseño y los nuevos egresados de la misma, que se ha vuelto una escuela de élite con poquísimos alumnos, pues los exámenes de admisión son cada vez más difíciles, no hay ninguna diferencia: Tan buenos son en la vida profesional los egresados de entonces como los de hoy.

Escrito en: alumnos, maestros, egresados, admisión

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