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¿Hacia dónde van las bibliotecas públicas en México?

LETRAS DURANGUEÑAS

¿Hacia dónde van las bibliotecas públicas en México?

¿Hacia dónde van las bibliotecas públicas en México?

ÓSCAR JIMÉNEZ LUNA

Cada año, al amparo de la Dirección General de Bibliotecas Públicas del gobierno federal y con los apoyos de las administraciones estatales, se reúne una buena representación de este gremio -de trescientas a quinientas personas- para analizar problemáticas y proyectos propios de estas instituciones.

Recientemente ha tenido lugar en la ciudad de Puebla (edición XVII) la serie de ponencias que abordaron, entre otras, las siguientes cuestiones: “Retos para pensar la lectura hoy en América Latina”; “Los libros salvan vidas”. Conversatorio”; “Prácticas lectoras en espacios públicos”; “Prioridades en las bibliotecas públicas en la nueva agenda nacional”; “Programas estatales, experiencias y casos de éxito en la Red Nacional”.

Siempre será muy útil, por lo descrito, observar las innovaciones, las propuestas originales y dinámicas, las formas y estrategias que se han encontrado con el fin de mantener activas y actualizadas las labores de los recintos bibliotecarios del país, al tiempo que se busca fortalecer los programas ya de comprobada aceptación. Pero como es obvio suponer, no todo se reduce a la promoción de la lectura, la implementación de las llamativas plataformas digitales -como Cinema México, por ejemplo-, la preservación y cuidado de los acervos bibliográficos, sino que los directores de la bibliotecas públicas y las coordinaciones estatales de la misma área, deben estar enterados de los marcos legales en que se sitúan sus centros de trabajo, ahora más después de la creación de la Secretaría de Cultura y sus lineamientos por parte del gobierno de la República.

¿Cuáles son las reglamentaciones que incidirán en las funciones de las bibliotecas en un porvenir inmediato, como se discutió con más detenimiento en el pasado Congreso Nacional de Pátzcuaro, Michoacán?.

En Puebla, vale la pena subrayarlo, se le ha dado toda la atención a un tema insoslayable, por no decir preocupante: “Prevención de desastres naturales en bibliotecas públicas”. Y contra lo que piensa en el sentido de que solamente corren peligro las instalaciones bibliotecarias que están ubicadas en zonas cercanas a las costas – por los fuertes vientos y las inundaciones a causa de los huracanes- o en territorios altamente sísmicos, lo cierto es que todas las bibliotecas deben tomar medidas de prevención en una o en otra medida. El fuego, las lluvias, las malas construcciones, las instalaciones eléctricas e hidráulicas con fallas o deterioradas por los años de uso, son algunos de los numerosos agentes que representan verdaderas amenazas a tales dependencias oficiales de consulta de información.

Para ello es recomendable realizar un estudio de riesgos y aplicar las medidas para evitar daños mayores.

En lo que a Durango respecta, y luego de la muy polémica construcción –y reprobable por las consecuencias de sus desaciertosdel mirador en la azotea de la Biblioteca Central Estatal a cargo, como se sabe, de la pasada administración estatal, se han incrementado los riesgos de un accidente, y no nada más por las no pocas goteras que dejaron, entre otros errores; también porque alrededor del edificio principal se construyeron jardineras tiempo más atrás, cuando se edificó el Teleférico, sin impermeabilización interna, lo que más temprano que tarde humedecerá las partes inferiores del recinto, debilitando la estructura integral del inmueble. De todo esto se ha dado parte a las autoridades correspondientes, mediante la documentación respectiva, sin que se consiga ninguna respuesta satisfactoria.

Igual sucede en los casos de los reportes de sus viejas instalaciones eléctricas, la revisión de las recargas de los equipos extintores… la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado, y las demás instancias responsables deben actuar de inmediato ¿o tenemos que esperar a que suceda una desgracia de alcances imprevisibles?.

Mucho de lo anterior se discutió en Puebla a propósito de las bibliotecas mexicanas -y su falta de preparación en este rubroen voz de la mayoría de los asistentes al foro nacional de referencia. Y si alguna palabra resume lo que permea desde hace casi dos décadas en dichos Congresos Nacionales es concretamente el término “Profesionalización”, por lo que hubo el compromiso de continuar por ese camino de modernización, planeación y evaluación administrativas.

Y como centro sensible de este encuentro de hombres y mujeres al servicio la labor bibliotecaria, para orgullo de Durango, se le entregó al Profesor José Raúl Silva García la medalla al mérito Biblioteca de México por su fructífera trayectoria en esta rama del quehacer eminentemente educativo, enalteciendo la cultura del libro por todos los rincones de nuestra entidad, a lo largo de treinta y ocho años como fundador y coordinador de la Red de Bibliotecas Públicas en el Estado. Y si bien es cierto que ya en su tierra se le han rendido reconocimientos, esta sería una muy oportuna ocasión para que se le refrenden las gratitudes de todos.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS bibliotecas, públicas, Públicas, deben

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