Los políticos andan peor que un perro regañado

A partir del terremoto del pasado 19 de septiembre hay muchas cosas que cambiaron entre los mexicanos, pero la más importante es que la sociedad civil ha sabido sobreponerse a la crisis y ha tomado el control de la situación.

Ahora, son los políticos los que parecen arrinconados por una ciudadanía que se supo lo suficientemente capaz como para levantar la cabeza en medio de la tragedia, rescatar a sus víctimas de entre los escombros y empezar a reconstruir al país.

Hoy, como un intento desesperado por reponer su histórica posición dominante en el tablero, la élite partidista empieza a ofrecer a diestra y siniestra las mejores ofertas para ver si así la sociedad les vuelve a creer. Y ni así han tenido mucho éxito.

Es que, los partidos políticos y la clase que nos gobierna quizá no se han dado cuenta, pero en unos cuantos días han perdido ese gran poder que los hacía tan fuertes, y por lo tanto soberbios y ajenos a los intereses y las expectativas de los ciudadanos.

Ayer el PRI a nivel nacional lanzó una interesante oferta como un grito desesperado para seguir en el ánimo de los mexicanos, y la verdad es que, a botepronto, suena muy interesante la idea de que haya cero recursos de financiamiento público a los partidos y cero plurinominales.

Otros partidos andan en la oferta de reducir sus ingresos un 20, 25 o 50 por ciento. El caso de Morena se cuece aparte pues ellos están dispuestos a donar sus prerrogativas pero con una pequeña condición: que el recurso donado ellos mismos lo administren con un fideicomiso dirigido, ¿por quién cree? ¡Por ellos mismos!

Yo sería de la idea de que le tomemos la palabra a la propuesta que hacen los priistas, pues aunque podría parecer el harakiri para ellos mismos en el 2018, eliminar los plurinominales es muy atractivo.

Imagínese que en la Cámara de Diputados ya no tengamos que mantener a 500 legisladores sino solo a 300. Que en el Senado de la República ya no haya 128 sino 64 curules, y que desaparezcan más de 400 diputados locales plurinominales en las 32 entidades.

Yo les doy en este momento mi aval y esperaría que todos los demás partidos y la sociedad les tome la palabra pero a la de ya, pues al ser una de las fracciones más fuertes junto con sus aliados como para lograr esta reforma política, la propuesta dejaría de ser demagogia si se aplica en los hechos y el beneficiado es México.

Hoy que el país se ha dado cuenta que requiere menos política y más sociedad, pues la gente común es la que ha desbordado en ánimos y la que se ha organizado mejor para ayudar a los connacionales que sufren la devastación causada en estas últimas semanas por huracanes, ciclones y, al menos, dos grandes terremotos.

Los partidos normalmente tienden a ser muy inteligentes y jugar con las emociones del pueblo. En estos momentos no dudaría ni tantito que todos ellos, incluyendo el propio PRI, lo que quieren es disminuir el odio y el coraje que la ciudadanía les expresa a diario en las redes sociales.

¿Por qué llegamos a esta situación en la que hoy los partidos se muestran arrinconados, temerosos, como perro regañado? Porque la sociedad se dio cuenta que no los necesita. Que bien podrían suspenderse los gastos de las próximas campañas y eso a nadie le afecta, salvo a ellos mismos, los políticos.

Nuestro país necesita aprovechar la coyuntura que tristemente está ofreciendo una tragedia nacional para dar pasos importantes que fortalezcan más a la sociedad civil y debiliten al sistema político-partidista que nos rige.

Porque tener partidos políticos millonarios, con estructuras enormes y gastos increíbles, así como instituciones electorales que nos salen en un ojo y la mitad del otro, hasta ahora, no se ha traducido en nada que nos beneficie de manera directa a los mexicanos. En nada. ¿O sí?

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