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Al ruiseñor

LETRAS DURANGUEÑAS

Al ruiseñor

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EL SIGLO DE DURANGO

¿En qué noche secreta de Inglaterra o del constante Rhin incalculable, perdida entre las noches de mis noches, a mi ignorante oído habrá llegado tu voz cargada de mitologías, ruiseñor de Virgilio y de los persas? Quizá nunca te oí, pero a mi vida se une tu vida, inseparablemente.

Un espíritu errante fue tu símbolo en un libro de enigmas. El Marino te apodaba sirena de los bosques y cantas en la noche de Julieta y en la intrincada página latina y desde los pinares de aquel otro ruiseñor de Judea y de Alemania, Heine el burlón, el encendido, el triste.

Keats te oyó para todos, para siempre.

No habrá uno solo entre los claros nombres que los pueblos te dan sobre la tierra que no quiera ser digno de tu música, ruiseñor de la sombra. El agareno te soñó arrebatado por el éxtasis el pecho traspasado por la espina de la cantada rosa que enrojeces con tu sangre final. Asiduamente urdo en la hueca tarde este ejercicio, ruiseñor de la arena y de los mares, que en la memoria, exaltación y fábula, ardes de amor y mueres melodioso.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS ruiseñor, noche, habrá, éxtasis

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