Los drones llegaron ya
Desde hace algún tiempo es muy común ver drones, ya sea en un concierto, en un desfile o cualquier otro evento masivo. Estos pasaron de ser una cuestión de mera ciencia ficción o de uso estrictamente militar, para convertirse en una nueva herramienta tecnológica con aplicaciones muy diversas y un potencial enorme.
Más allá de los beneficios de esta clase de vehículos aéreos no tripulados, existen una multitud de riesgos, ya sean causados por la impericia, falla en algunos de sus componentes, o la mala intención de su piloto. Ya vimos como los drones han sido utilizados para cruzar droga en la frontera, para introducir materiales prohibidos en las prisiones, para espiar, incluso apenas hace unos días, en Guanajuato se decomisó un dron que estaba equipado con explosivos
La asombrosa evolución de los componentes de los drones, han hecho que estos se abaraten, y que por lo tanto, estén disponibles para una gran parte de la población. Hace apenas un par de décadas, los drones únicamente tenían aplicaciones militares y costaban millones de dólares, hoy en una tienda departamental podemos encontrar equipos que por 10 mil pesos brindan autonomía de casi 30 minutos de vuelo y nos permite alejarlo 5 kilómetros de su control remoto.
Dado que la tendencia es que se siga incrementando su venta y que cada vez tengan características más avanzadas, tales como alcance y duración de su vuelo, así como su capacidad de carga, es necesario que el Estado pueda regular eficazmente el uso de esta tecnología, podríamos considerar que estamos ante una cuestión de seguridad nacional.
Si bien existen esfuerzos muy interesantes de la industria por autorregularse, por ejemplo mediante la introducción de zonas de exclusión de vuelo o altura máxima, estos son aún insuficientes y se hace urgente la intervención del Estado. Actualmente en nuestro país, no existe una normatividad específica lo suficientemente clara, aplicable y eficaz, ya que aunque contamos con una Circular obligatoria emitida por la Dirección General de Aeronáutica Civil dependiente de la SCT, esta no cuenta con mecanismos claros de cumplimiento.
Debido a todo esto, fue muy importante la reforma que se aprobó esta semana en la Cámara de Diputados, donde por primera vez se cuenta a nivel de ley una definición clara de lo que es un RPAS o dron, y la facultad para que la SCT expida una Norma Oficial Mexicana que por fin logre regular eficazmente estas aeronaves.
Dicha NOM actualmente está en elaboración, y será necesario que logre hacer una distinción muy clara entre los diferentes tipos de drones, el uso que se le da y el piloto que lo maneja. Al mismo tiempo que será buen momento para hablar de una licencia de piloto para algunos tipos de estas aeronaves, un registro obligatorio, y por supuesto, garantizar la oferta de seguros de daños contra terceros.
Los drones abren una nueva oportunidad para dar respuesta a viejos problemas, ya sea para una misión de rescate o catástrofe natural, para obtener información más confiable para el sistema catastral, para labores de seguridad pública o para hacer más eficaz el transporte de mercancías. Es momento de aprovechar responsablemente todo el potencial que nos brinda la tecnología: con creatividad e innovación.
Twitter: @omarortegasoria