Me habría gustado conocer a don Francisco de Meneses, portugués.
Cortejaba con empeño a una dama española. Un día de los más fríos del invierno el carruaje en que iban sufrió la rotura de una rueda. La finca rural a la que se dirigían estaba ya muy cerca, de modo que decidieron ir caminando hacia ella.
Don Francisco aprovechó la feliz circunstancia para manifestarle con vivas palabras a la dama su querer. Le dijo que la amaba con todo el fuego de su corazón.
En ese momento iban pasando a la vera de un estanque de aguas tan frías que su superficie se había congelado.
-Si tanto me amáis -le dijo la mujer con burla desafiante- arrojaos al agua de ese estanque. Así sabré si vuestro fuego se apaga.
Respondió al punto don Francisco, desdeñoso:
-Uh, no. Es muy poca agua para tanto fuego.
Me habría gustado conocer a don Francisco de Meneses. Sabía que en cosas del amor hay que exagerar, pero no tanto.
¡Hasta mañana!...