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De Política y Cosas Peores

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ARMANDO CAMORRA

Don Poseidón, ranchero acomodado, asistió a una fiesta en la ciudad. La conversación recayó en el tema de los modismos populares, y alguien dijo que ciertos vocablos que en un país son de uso común en otros pueden tener sentido impropio. "Eso es muy cierto -confirmó don Poseidón-. Por ejemplo, la palabra 'palo' tiene varias significaciones". Algunos invitados se removieron en su asiento esperando una de las inconveniencias con que acostumbraba salir el rústico señor. "Sí -prosiguió éste-. Para nosotros la palabra 'palo' designa un trozo de madera, generalmente cilíndrico, más largo que ancho. En cambio para un oriental que está en México un palo es.". Todos contuvieron la respiración. Y concluyó don Poseidón: "Una suspensión temporal de las actividades laborales". La chica del laboratorio de análisis clínicos le informó a Empédocles Etílez: "Ya está el resultado de su examen sanguíneo, señor. Tiene usted en su sangre 90 por ciento de alcohol y 10 por ciento de botanas". Don Gerolino era hombre anciano ya. Cierto día uno de sus hijos fue a visitarlo, y encontró a su añoso progenitor en la cama acompañado por la joven y linda criadita de la casa. "¡Pero padre! -profirió escandalizado el visitante-. ¿Cómo hace usted esto?". "Bastante bien, señor" -se adelantó a responder la criadita. Y añadió don Gerolino con orgullo: "¡Y dosh veches!". Acertaron los tres sectores del PRI -Enrique Peña Nieto, Enrique Peña Nieto y Enrique Peña Nieto- al escoger a José Antonio Meade como futuro candidato priista en la elección presidencial del próximo año. El exsecretario de Hacienda tiene prestigio personal. Se le considera hombre capaz y honesto, y si bien no se advierte en él un gran carisma -tendrá que salir mucho a la calle y a las plazas-, con poco que adquiera el oficio político que ahora le falta podrá asumir con buen éxito el reto de enfrentar a un lagartón de las campañas como es López Obrador, que desde hace muchos años anda en campaña a ciencia y paciencia -falta de ciencia y sobra de paciencia- de los encargados de vigilar que en los procesos electorales haya piso parejo para todos los participantes. Con la designación de Meade suben los bonos del PRI, precisamente porque los ciudadanos no lo identifican como priista. Seguramente atraerá el voto de millares de mexicanos a quienes inquieta el riesgoso experimento de poner el país en manos de AMLO o entregarlo a una alianza donde hay de dulce, de chile y de manteca, como es el llamado Frente Ciudadano, que de frente tendrá dos dedos y de ciudadano nada. Habrá quienes digan que Meade representa más de lo mismo, y que será instrumento dócil en manos de Peña Nieto y el priismo. Yo no lo creo así. Pienso que puede encabezar un gobierno que en forma prudente, pero con firmeza, haga los cambios que requiere este país sin llevarlo a extremismos peligrosos. ¿Que la designación de Meade fue por dedazo? Sí, pero ejercido -todo lo indica así- pensando en el bien de México. En nada más debemos pensar en la hora actual y en la que se avecina. Un chascarrillo de mal gusto y peor moral cierra el telón de esta columnejilla. Lo leyó doña Tebaida Tridua, censora de la pública moral, y le aplicó el calificativo de "vitando". Las personas con escrúpulos de moralina harían bien en evitar su lectura. Murió un sujeto a quien por razones que ciertamente desconozco apodaban el Pichón. En su funeral una comadre le dijo a la viuda al darle el pésame: "¡Qué hueco tan grande deja mi compadre!". Replicó muy ofendida la señora: "¡Si hubieras estado casada 40 años con un hombre como él, tú lo tendrías igual!". (No le entendí). FIN.

Escrito en: De Política y Cosas Peores Meade, Peña, país, hombre

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