Editoriales

Mirador

ARMANDO FUENTES AGUIRRE

No me lo vas a creer, pero en el Potrero de Ábrego la nieve se convierte en lumbre.

Te diré cómo sucede ese milagro.

Cae la intensa nevada, y la nieve cubre los árboles del bosque. Su peso hace que se rompan las ramas secas de los pinos, de los encinos, de los oyameles. Pasado el temporal los hombres las recogen y las llevan a que ardan en los fogones y las chimeneas. La nieve, pues, se vuelve el fuego que calienta los cuerpos y pone tibiezas en las almas.

Una oculta sabiduría ordena las cosas de este mundo. Nosotros las desordenamos, pero nada podemos contra los misteriosos ritos de la naturaleza. Arde la leña en el hogar, y hace que la olla donde hierve el agua diga su monótona canción, la misma que se oye ahora en todas las cocinas, la misma que siempre se ha oído.

Amorosas manos de mujer -todas las manos de mujer son amorosas- vierten el agua y hacen el té de yerbanís. Lo bebo lentamente para gozar despacio su aroma y su sabor.

Huele a bosque.

Sabe a amor.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador misma, nieve, manos, mujer

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas