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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Nos despertábamos cuando apenas empezaba a amanecer. La noche anterior habíamos puesto tres sillas junto a nuestra cama, pues ahí nos dejaría los juguetes Santa Claus.

Encontrábamos siempre los regalos esperados: el trenecito que habíamos visto en el aparador de la elegante Ferretería Sieber; aquel juegollamado Meccano -tan caro por estar de moda- con el que armaríamos airosas estructuras de metal...

Una Nochebuena mi mamá nos dijo que pusiéramos una silla nada más. Años después sabríamos que la empresa donde nuestro padre trabajaba había cerrado, y él se había quedado sin trabajo. Aquella Navidad yo recibí un carrito de lámina comprado seguramente en el mercado. Cuando mi padre me vio jugando con él me abrazó. Era la primera vez que lo hacía: en aquellos años los papás se veían obligados a mantener la distancia con sus hijos.

No pienso mucho ahora en los juguetes que tuve cuando niño. Pero nunca he dejado de sentir el calor de aquel abrazo de mi padre. Ahora sé que fue el mejor regalo de todos los que en las navidades recibí.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: padre, aquel, habíamos, juguetes

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