El Señor creó a la mujer.
La hizo a pesar de la advertencia del Espíritu:
-Le va a complicar la vida al hombre, y te la va a complicar también a ti.
No hizo caso el Señor, y en el pecado hemos llevado la penitencia. (Pero ¡qué hermosa penitencia!).
Vio Adán a Eva por primera vez y le dijo arrobado:
-¡Qué bella eres! ¡Qué undosos tus cabellos! Tu rostro ¡qué agraciado! Tus ojos ¡qué brillantes! Tus labios son de púrpura. Tu cuello parece de gacela. Tus hombros se dirían hechos de marfil. Tus senos son palomas en reposo. Tu cintura es de odalisca. Tu.
-¡Calla! -le dijo el Espíritu, alarmado, al hombre-. ¡Te va a acusar de acoso sexual!
¡Hasta mañana!...