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El poder de la apariencia

Cuando una imagen daña tu realidad

El poder de la apariencia

El poder de la apariencia

Cristina Garza

Ya lo retrataba la controversial serie “Black Mirror” en su tercera temporada y con el capítulo “Nosedive”, las redes sociales se han introducido de tal forma en nuestra vida, que ahora parece difícil imaginar una realidad que no se compare a la que vemos día con día en nuestro “feed” o perfil.

Hace apenas unos meses, la reconocida revista Time publicaba su artículo titulado “¿Por qué Instagram es la peor red social para la salud mental? En este se mencionaba el estudio #StatusOfMind publicado por la Real Sociedad de Salud Pública del Reino Unido, y en el cual se identificaron los altos niveles de depresión, ansiedad y soledad que provocaba el uso de dicha red.

No obstante, las carencias son respuesta a procesos más complejos del ser humano. Si no existiera una inseguridad, no habría detonadores que pudieran impactar en la salud mental y emocional de la población.

Mucho se habla de la falta de autoestima, pero poco de una condición clínica que puede explicar todas estas reacciones, esa es la dismorfia corporal o el trastorno dismórfico corporal (TDC).

Tu propia visión

¿Conoces a una persona que esté completamente conforme con su imagen? La respuesta seguramente será no, y si acaso llegas a dudar, tal vez es porque no conoces bien a la persona que vino a tu mente y no ha tenido la apertura o confianza suficiente para expresar sus inquietudes.

Una cicatriz, la forma de tus pies, aquella estría, esa arruga que apenas se marca en tu rostro, cualquier detalle puede desenvolver toda una lista de inconformidades con tu aspecto.

De acuerdo a la neurocientífica y directora del laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow en Estados Unidos, Susana Martínez-Conde, la mayor parte de la realidad es creada por nuestro cerebro. El ojo registra la información crítica del entorno y el resto lo rellena por medio de pequeñas ilusiones.

Dentro de los experimentos realizados para probar su hipótesis, se precisaron los términos “foco de atención” y la “ceguera al cambio”. Ambos comprobaron que la capacidad que tiene el cerebro de suprimir el entorno perceptualmente.

A partir de estos datos se puede llegar a la conclusión de que la forma en la que vemos a los demás es nuestra realidad y cómo nos percibimos es también una mezcla entre lo que es y la ilusión.

¿Qué tan excesivo?

La Dismorfia Corporal o también conocido como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se define como un desorden en donde existe una severa preocupación por un defecto imaginario o real en la apariencia física. En la literatura médica se le puede encontrar directamente relacionado con otros trastornos como la anorexia, por tal razón, se le considera como “excesivo”.

No obstante, habrá que cuestionarnos que tan gradual llega esa obsesión, cuáles podrían ser los indicios de que realmente nuestra percepción está siendo permeada por un problema mental.

Según Cristina Lóyzaga Mendoza, médico psiquiatra y coordinadora de la Clínica del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y de Trastorno del Espectro del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM), las obsesiones forman parte de la vida mental normal del ser humano pero se consideran un problema cuando exceden la duración de un día o afectan el desempeño del individuo.

La realidad es que la línea entre la normalidad y el padecimiento es muy delgada, ya que las personas con TDC pueden ser identificadas con actitudes como usar ropa holgada para tratar de esconder “los kilos de más” o verse de forma repetida en el espejo y buscar la comentarios que aseguren el estado de su apariencia.

Más que un impulso

Cambiar un paradigma nunca será fácil, así lo plasma el New York Times en su artículo “El problema con la autoestima”. En este explica como a pesar de los más de 2 mil libros sobre el tema, los programas en la escuela o inclusive los programas de “rehabilitación”, la autoestima sigue siendo un reto para el ser humano.

Personajes como el filósofo y poeta Ralph Waldo Emerson han dado desde hace más de un siglo, una propuesta más persuasiva y ligada a un término que en la actualidad se está tratando como la respuesta a todos los retos que se nos puedan cruzar, resiliencia.

En su ensayo “Sobre la autosuficiencia”, Emerson nos dice que el individuo tiene algo nuevo y auténtico en su interior, pero él/ella es el único al que le corresponde descubrirlo y por lo tanto nutrirlo. A pesar de toda la corrupción y las presiones que puedan presentarse en el entorno social.

Lo cierto es que repetirnos cada mañana lo mucho que valemos puede programar de forma positiva nuestra mente, sin embargo, la manera en la que enfrentamos nuestra realidad será la determinante para el éxito o el fracaso, la felicidad o la inconformidad.

Eres única

Y esta frase no se obtiene de una lista de consejos para motivarte, es una realidad que pocos reconocen. Así como “cada cabeza es un mundo”, cada cuerpo es único y no se le puede encasillar en una sola talla.

Fue después de la Primera Guerra Mundial y en la industria textil, que uno de los estándares que más le genera dolores de cabeza a la mujer se estableció. Con el propósito de economizar alrededor de 10 millones de dólares al año en la fabricación de prendas el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos introdujo las Mediciones de la mujer para la construcción de prendas de vestir y patrones.

Antes de 1939, la mayoría de prendas eran confeccionadas a la medida, por esta razón, si no eras de la clase alta solo contabas con un vestido.

Alrededor de 15 mil mujeres de 7 estados fueron medidas y utilizadas como un estándar. El problema llego más tarde cuando debido a modas y tendencias alimenticias, se comenzaron a adoptar las tallas como negocio y mercadotecnia.

Tal vez uno de los ejemplos más mencionados es el de Marilyn Monroe, que constantemente es utilizada como ejemplo de un cuerpo real. Desgraciadamente en ese entonces el rango de tallas era distinto y en realidad Monroe nunca fue talla 12.

Para 1983 las tallas fueron revisadas de nueva cuenta y los estándares volvieron a cambiar hasta llegar a las tallas que actualmente se conocen, las que responden a “el tamaño de la vanidad”.

Este término hace alusión a que las personas se sienten más atraídas a comprar una prenda cuando la etiqueta marca una talla más pequeña.

Gracias a estas variantes, es posible que en tu tienda favorita seas una talla y en la que acabas de encontrar aquel pantalón que te encanto, seas otra.

Señales del TDC

- Señala con frecuencia su “defecto”, lo toca y analiza.

-Presentan altos indices de ansiedad frente a la gente.

-Buscan ayuda médica para solucionar su “defecto”.

-Se caracterizan por hacer dieta y ejercicio en exceso.

-Se les dificulta socializar y mantener una relación.

Escrito en: SALUD BELLEZA realidad, nuestra, problema, tallas

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