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Hombre de ceniza

LETRAS DURANGUEÑAS

Hombre de ceniza

Hombre de ceniza

FCO. JAVIER GUERRERO GÓMEZ

Soy árbol seco, ramas flacas ausentes de nidos, donde pusieron trampas amores insatisfechos. El oro del poniente arena deja en el tronco, sí algún fruto madura lo destruye la nostalgia.

Siento fuego, apaga y deja en la mente la ceniza. Cala el sendero, astillas abonan el dolor cuando el tiempo las orea.

Triste, aberrante, desahuciado, caminé sin salir un solo instante del interior de mí mismo. ¡Qué lejos una chispa viva!

De pronto éramos otros los que caminábamos, sombras vagabundas se emparejaron a mi ruta, sus quejidos hicieron eco en los míos, largo rato apegamos al silencio.

Navegantes sin rumbo en caminos acampo traviesa, los cuerpos rozan como piedras rodantes por los siglos y siglos.

Sentí frío, de ese que hiela el miedo. Algo que no acaba sin aurora ni luna, el sol varado… Solo estaba en mi noche ¿O era de día?

Atrás el pueblo perdido entre los cerros, desfile de montañas, tormentoso paso. Escañé uno a uno y cada que subía otro cerrome esperaba.

Un primero se acercó a mi paso, envuelto en un sueño infinito, escupió un gargajo que le ahogaba, se limpió la boca con la manga del raído traje.

Solamente el golpeteo de los pasos retumbaba en la nada.

Habló sin dirigirse a nadie:

-Dejas lazos de espera para buscar caminos, lobos humanos beberán tu sangre. Los pájaros trinan amotinados en la rama, antes de buscar la almohada, el paria busca silencios donde sacudir el rostro.

Vives, sueñas en aletargada duermevela, melancolía y silencio ¿Qué te dicen los sueños?

Duermes al borde de los pensamientos, palabras sonámbulas, abecedarios entre brumas, flechas de amor.

Soñar: cruzar a la otra orilla, desvanecer ardor dela vigilia; se teje niebla imaginaria, no puedes detener el pulso, los sentidos enduelan…

Los sueños muerden, se va la espiga del espíritu, enarenan los ojos el revuelto lecho.

Nacen libélulas, crecen palomas, pero al cerrar el sueño no las dejas volar…

Sentí lamente como rama de maceta buscando aire.. los sueños, llamaradas de juegos pirotécnicos, fueron a posarse en el pecho sin músculos del caminante.

Momento de cansancio, gasa aniquilante se adentró a mi cráneo. Largo sueño cubría el mudo inventado por mí.

Instantes felices me embriagaron, comencé a renacer en cada lapso.

Rostros de niñas alegres con la falda a media asta, comparsas de dulces horas de la juventud volátil...Cuando más placer gozaba algo se quebró, se fue lo dúctil entrando por los poros refilones de pesadillas, ojos centelleantes escamosas pieles, lenguas eréctiles..buscando el sitio donde guardo el ámbito del susto.

Sudoroso, el cardias al galope, abstraído, temblando las manos al vaivén de las respiraciones suplique al sueño:

Déjame ser, retórname a la vida…

Una carcajada remolinó pasados, grillos sin alas abrían las bocas retachando su canto en mi cabeza hueca...

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS sueño, buscar, ojos, cada

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