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Justicia: una prueba de resistencia para la víctima

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Justicia: una prueba de  resistencia para la víctima

Justicia: una prueba de resistencia para la víctima

CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

Permítame compartir con usted una experiencia personal que es sólo un ejemplo del suplicio que implica interponer una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia del Estado y cómo obtener justicia se convierte en una prueba de resistencia para la víctima.

La noche del pasado primero de diciembre, a las 21:40 horas, mientras circulaba por el bulevar Guadiana, mi vehículo fue impactado por la parte trasera por un carro con número de placas GBD 200 A, cuyo conductor se dio a la fuga. A pesar del golpe recibido, decidí perseguirlo dándole alcance en varias ocasiones, exigiéndole que se detuviera, a lo cual se negó una y otra vez.

En su huida, el responsable del choque circuló por calles de la colonia Valle del Sur y otras colonias aledañas. Lo seguí muy de cerca hasta que tuve la mala idea de llamar al 911 para reportar que estaba en la persecución, les di los datos del carro con la absurda ilusión de que por lo menos, se daría el reporte de la unidad para ver si de casualidad había una patrulla cerca. La respuesta mató todas mis ilusiones: vaya y ponga su denuncia.

Aunque interpuse la denuncia esa misma noche, fue necesario acudir al día siguiente a la Fiscalía General de Justicia para que se tomaran las fotos del vehículo. Era un sábado así que los peritos del área no estaban disponibles, por suerte, una persona de otra área amablemente se ofreció a tomar la evidencia fotográfica para posteriormente compartírselos a sus compañeros.

Localizar al responsable del accidente fue difícil pues el carro lo tenía registrado con un domicilio anterior, en su trabajo se negaron a dar su actual domicilio pero gracias a una casualidad, se le localizó en un supermercado justo antes de Navidad y fue así como el agente responsable del caso lo pudo entrevistar y determinar si pagaría por el daño causado, a lo que respondió afirmativamente.

Para esas fechas el Ministerio Público estaba de vacaciones así que hubo que esperar para darle seguimiento. Cuando reanudaron actividades, descubrí que a más de un mes del accidente, aún no existía el avalúo correspondiente así que fui a Servicios Periciales y resultó que las fotos del carro estaban perdidas, nadie sabía quién las tenía. Tras algunas horas se localizaron al fin. Ese día era un viernes, se hizo el compromiso de que estaría listo para el próximo lunes, lo cual, efectivamente, se cumplió con una pequeña sorpresa incluida.

El presupuesto que entregué por parte del taller mecánico era de aproximadamente diez mil pesos. El avalúo que realizó la perito era de tres mil 950 pesos. En el documento indicaba que hizo una cotización en Mercado Libre y que había ido a la agencia, a otros talleres (en el que se incluía el que emitió el presupuesto que les di) y que después de su investigación, esos eran los resultados.

Es claro que para esas fechas el carro ya estaba reparado pues me había cansado del rechinido que hacía por lo que objeté al Ministerio Público la evaluación. Éste le habló a la perito, quien afirmó no cambiaría el documento aunque solicitara un recurso de revisión. Tras pensarlo algunos días, decidí que lo mejor era concluir el trámite a la brevedad posible.

Interponer una denuncia es remar contra la corriente: desde la tardanza de los trámites hasta la gente alrededor que dicen una y otra vez que no tiene caso buscar justicia, "que es mejor dejarlo así", que es una pérdida de tiempo.

A casi dos meses de ocurrido el accidente, obtuve a "medias" la reparación del daño. Para esto, fue necesario acudir a la Fiscalía General de Justicia al menos en seis ocasiones, darle seguimiento al caso y arreglar de propia mano todos los contratiempos que surgieran. Aunque se trataba de un asunto relativamente sencillo implicó mucha paciencia, dinero y esfuerzo.

Si esto pasa con algo tan rutinario como un accidente vial, hay que imaginarse lo que sufren las mujeres violentadas, los familiares de personas desaparecidas y de víctimas de homicidio, la gente que se ve afectada cuando le roban todo su patrimonio. Una tortura.

La víctima debe emprender una lucha personal para lograr que se haga justicia en su caso, mientras que el victimario lleva la mejor parte, sin preocupaciones y con todas las ventajas.

Pero mientras logramos que el sistema de impartición de justicia funcione correctamente, no queda más remedio que perseverar. No podemos resignarnos a ser parte de la estadística de la impunidad. No debemos ceder.

PUNTO Y APARTE.- Una vacilada y un insulto a la inteligencia de las personas son las "pre campañas", donde se supone que los aspirantes a convertirse en presidente de México hacen uso de los medios de comunicación para dirigirse a sus compañeros de partido político pero en sus spots sólo hay lucimiento personal y mensajes que nada tienen qué ver con un proceso interno. ¿Hasta cuándo tendremos que aguantar esta simulación?

Twitter: @citlazoe

Escrito en: Nota al margen carro, denuncia, caso, justicia

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