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Sólo recuerdos quedan

Por Gaspar Fernández García

Sólo recuerdos quedan en la afición de las grandes glorias del beisbol que han pasado por estas tierras, de los encendidos encuentros que sostuvieron estrellas de la pelota caliente que vistieron la casaca de los Alacranes hace 30 años en que casi por accidente se formó ese equipo que fue orgullo de los duranguenses.

En Durango la afición añora los albores de 1976, cuando la Universidad Autónoma de Guadalajara le subió la renta del parque donde participaban en la Liga Mexicana de Beisbol a los Charros de Jalisco, optando su presidente Álvaro Lebrija por cambiar de sede, cambiando su nombre a Alacranes de Durango, hace 30 años.

En marzo pasado se cumplió el 30 aniversario de los Alacranes, un equipo de beisbol dentro del circuito mexicano que hizo vibrar a los duranguenses, quienes habitualmente acudían en gran número al estadio Francisco Villa de esta capital, señala la voz oficial de los encuentros de los Alacranes, René Barbier Galván.

Durango entró como plaza emergente, ya que tenían aquí un equipo en la Liga Instruccional. El estadio Francisco Villa no reunía la totalidad de los requisitos exigidos por la Liga Mexicana de Beisbol, pero se autorizó la plaza, a pesar de no contar con graderío atrás del jardín central, rememora René Barbier.

De igual manera se disculpó que no se contara con vestidores y el terreno estuviera en malas condiciones. Debido a la premura los nacientes Alacranes llegaron con la mitad del roster de que se componían los Charros de Jalisco, pero traían entre sus filas a un integrante de los Tres Doberman, Theodore Ford, mejor conocido como Ted Ford. El resto lo componía Jim Doughan, Nat Petaway y Curtis Moore.

Semanas antes del juego inaugural llegó el contingente beisbolero, despojándose la vestimenta charra y poniéndose el uniforme arácnido.

Con la idea de enterar al público que ya se contaba con un equipo en la Liga Mexicana de Beisbol, así como involucrarlo, se empezaron a transmitir los entrenamientos por radio, la prensa escrita también se sumó a la difusión del rey de los deportes, recuerda René Barbier, quien hacía mancuerna con Tello Montes en la locución.

En la jornada inaugural se desató una fiebre beisbolera, abarrotándose el estadio Francisco Villa, no únicamente por duranguenses capitalinos, sino también por aficionados del interior del estado, como El Salto, Guadalupe Victoria, Pánuco de Coronado, Vicente Guerrero y Poanas, entre otros.

En ese tiempo gobernaba Héctor Mayagoitia, de familia ferrocarrilera, quien recibe y apoya gustoso al rey de los deportes. Era conocedor del beisbol, apunta René Barbier.

El comandante de la Décima Zona Militar, de apellido Belmonte Aguirre, de Hermosillo, fielmente respaldó a los Alacranes.

Fiel

apoyo

Los parques se atestaban partido a partido, lo cual obligaba a los locutores a ingresar a las 16:00 horas al estadio, porque querer hacerlo después de esa hora era tarea casi imposible, por la devoción que se tenía por parte de los aficionados, recuerda René Barbier.

Caras fácilmente identificables en los estadios se podían percibir, así como un ruidoso grupo de locatarios del mercado, que se constituyeron como la porra oficial de la causa venenosa. El “brujo de la danza”, era Francisco “Pancholín” Quiñones.

A pesar del respaldo irrestricto, Alacranes de Durango no pudo calificar a la postemporada, esencialmente por problemas en la lomita de los disparos.

Sin embargo, no todo se perdió en la campaña 1976 para los nacientes Alacranes: el estadounidense Jim Breazeale se distinguió como el campeón productor del circuito. El serpentinero derecho cubano Waldo Belo destacó a nivel nacional como campeón ponchador.

Los hombres

de confianza

Provenientes de la Liga Central, se consolidaron noveles peloteros como los receptores José María Valenzuela y José María Hernández Vázquez, este último se desempeñaba también como utility. Igualmente llegó para quedarse el pitcher zurdo Guillermo Gutiérrez Nuño. Hizo su arribo como lanzador novato, rápidamente se hizo de una posición estelar Luis Fernando Guzmán “El hombre de los espejuelos”.

También el alcalde Eduardo León de la Peña, conocido por su gusto en varios deportes, respaldaba la causa venenosa. Figura cercana al Gobernador, el cubano Julio Pérez Azcui, jefe de Ayudantes, con frecuencia asesoraba al equipo.

Segunda

temporada

Con éxito innegable en la primera temporada, al año siguiente se multiplica. Jim Breazeale se accidenta en El Paso, Texas, fracturándose las dos rodillas, por lo que queda imposibilitado para tomar parte en el torneo.

En su lugar llega un jugador que había militado en Grandes Ligas con los Medias Blancas de Chicago, Reginald Sanders, para cubrir la primera colchoneta.

Conocido como Reggie Sanders, el jugador estadounidense tenía como principal carta de presentación el haber debutado como profesional con cuadrangular en su primera aparición en la caja de bateo, además que resguardaba eficientemente la primera colchoneta.

A cubrir el jardín central llega el ambidiestro estadounidense Jerry Hairston, quien se distingue por su bonhomía, y por su efectividad al cubrir el callejón de en medio, quien hace comunión de inmediato con la tribuna, también por sus batazos de largo alcance.

Hairston profesaba la religión mormona, y en un arreglo con la directiva en mayo rompía filas con el equipo duranguense para acudir a la asamblea de la congregación central en Salt Lake.

Llega también un novato tercera base, quien se distingue por su capacidad para encontrarle la bola a los serpentineros, Joel Pérez, conocido como “El Chino”, quien se gana al instante a la afición.

En mayo se recibe en serie de cuatro juegos a los Diablos Rojos del México, con lo que se atiborra el estadio, llenándose incluso las torres de alumbrado de aficionados.

Hace su arribo el serpentinero derecho Juan Veintidós, lanzador perfeccionista se distingue por buscar las esquinas por lo que con frecuencia se iba a cuenta llena, por lo que se gana el mote de “Juan 3 y 2”, juego de palabras por siempre llegar a cuenta de tres bolas y dos strikes.

También fortifica el bullpen duranguense José Marcos Sevillano, pitcher venezolano derecho. Benjamín Cerda se convierte en manager-jugador ante la ausencia de Jorge Fich. De igual manera se integra un shortstop con buen dominio de las paradas cortas, Carlos Ríos, hijo del “Yaqui” Ríos.

Los jardines son patrullados por Ted Ford (izquierdo) Jerry Hairston (central) y en el derecho el profesor normalista nayarita Rigoberto Pascual Villela.

En 1977 más que nunca el beisbol se convierte en un deporte familiar. Durango califica a playoffs, pero no llega a la final al caer ante los Cafeteros de Córdoba.

Un año después la afición recibe un golpe duro, con buena presencia en el circuito nacional, Álvaro Lebrija, dueño de los Alacranes, negocia el traspaso de Joel “Chino” Pérez, Guillermo Gutiérrez, Luis Fernando Guzmán y el zurdo Sergio Cázares, a un equipo de AAA de Appleton, sucursal de los Medias Blancas de Chicago.

Los aficionados castigan la acción de Álvaro Lebrija y se nota de inmediato en la tribuna. Llega el serpentinero Ignacio Valencia, así como Wayne Wragner, relevista quien había militado en los Rojos de Cincinnati.

Wayne arriba como abridor y con el paso del tiempo regresa a su posición como relevista, auxilia a Nacho Valencia a perfeccionar su pitcheo, especialmente el slider a la esquina de afuera, que todavía sigue haciendo daño en los campos duranguenses. Durango califica a playoffs y el estadio vuelve a llenarse a tope.

René Barbier recuerda que los Alacranes se hospedaban en el hotel Matar en su mayoría, aunque algunos como el pitcher Maximino León alquilaba una casa en los Remedios, además que José María Valenzuela y Hernández rentaban casa.

Durango se había hecho ya de un nombre en el beisbol mexicano, según comentó Crescencio Reyes, quien vendía quinielas en el estadio.

Locatario del mercado Gómez Palacio, Crescencio Reyes coincide con René Barbier que se formaronn rivalidades deportivas con los Diablos Rojos, los Tigres del México, los Ángeles de Puebla y el Unión Laguna.

En 1979, Alacranes va a la baja con el respaldo del aficionado. Reggie Sanders se fue, llega Cleo Smith, pero no responde con el madero, aunque luego se reincorpora.

Llegan los peloteros Rommel Canadá, Jorge Roque, el puertorriqueño Ismael Oquendo –hermano mayor de José Oquendo, coach de Puerto Rico en el Clásico Mundial 2006-, a cubrir a Reggie Sanders, el segunda base Bulmaro García, Juan Arvizu, el pitcher Alejo Ahumada; regresa Roberto Ornelas, al igual que los que se habían aventurado en Appleton.

El 9 de mayo de 1979 lanza en Durango el sonorense Fernando Valenzuela, defendiendo el jersey de los Leones de Yucatán. Chema Hernández le botó la pelota en el cuarto episodio, obligando al manager peninsular a relevarlo. Regresa Reggie Sanders Con más pena que gloria concluye Durango la temporada de 1979.

En 1980 surgen diferencias que cimbran la Liga Mexicana de Beisbol. El catcher de los Tigres del México tiene problemas con la directiva y es cesado, sin razón aparente. A vistas una injusticia, la noticia corre por el circuito mexicano de pelota caliente y se gesta un movimiento que encabeza el veracruzano Ramón “El Abulón” Hernández, segunda base de los Diablos Rojos, causando un cisma en el beisbol nacional, al gestarse la Asociación Nacional de Beisbolistas (Anabe), donde militan los mejores peloteros.

En Durango el beisbol cambia de administración, pero jamás regresó a su máximo nivel, como el alcanzado los primeros dos años, teniendo un paso en la Anabe de 1981 a 1983.

Roster

Peloteros que integraron a los Alacranes de Durango en 1976.

Pelotero Posición Nacionalidad

Orestes Miñoso Jr. Jardinero derecho EU

Theodore Ford Jardinero izquierdo EU

Cleo Kilpatrick* Jardinero derecho EU

Kim Bryan Allen J Jardinero central EU

Iván Burrel Augusto* Jardinero central Panamá

Timothy Grant* Jardinero derecho EU

Rigoberto Pascual Villela Jardinero derecho Méx.

Gerardo Rodríguez Rivera* Jardinero derecho Méx.

James Leo Breazeale Primera base EU

Roberto Méndez Navarro Segunda base Méx.

Rodolfo Hernández Acosta* Shortstop Méx.

Lauro Villalobos Félix Shortstop Méx.

Benjamín Cerda Guzmán Tercera base Méx.

Manuel Ramírez Vega Tercera base Méx.

Clemente Rosas Pacheco Catcher Méx.

José María Valenzuela Catcher Méx.

José María Hernández Vázquez Catcher Méx.

Carl William Morán* Pitcher derecho EU

Manuel Lugo Pérez Pitcher derecho México

Eduardo Acosta López Pitcher derecho Méx.

Óscar Saucedo González Pitcher derecho Méx.

Thomas John Norton Pitcher derecho EU

Guillermo Gutiérrez Nuño Pitcher zurdo EU

Waldo Belo Martiato Pitcher derecho Cuba

Esteban Texidor Pujol* Pitcher derecho Puerto Rico

Raúl Martínez Ledesma Pitcher derecho Méx.

José Félix Pitcher derecho Méx.

Sergio Cázares López Pitcher zurdo Méx.

Crisanto Uresti Tagal Pitcher derecho Méx.

Luis Fernando Guzmán Pitcher derecho Méx.

Allan Gallagher* Manager EU

Jorge Fich Manager Méx.

Adolfo Cabrera Coach Cuba

Oswaldo Álvarez Coach Cuba

Adolfo Peña Coach Méx.

Jesús Carmona Administrador Méx.

Nota.-* Paso fugaz por el equipo.

FUENTE: René Barbier, narrador oficial.

Violentos “agarrones”

Son muchas las anécdotas que se pueden platicar de los encuentros de los Alacranes, pero uno en especial viene a la memoria, aquel cuando Alacranes iba adelante en la pizarra y ocurre una jugada que cambió el curso del partido. El pitcher Joe Deker, de los Diablos, lanza una bola salvaje que golpea y derriba a Reggie Sanders. El primera base duranguense se reincorpora y le regresa el golpe al también corpulento Deker.

Manuel Lugo, de Durango, golpea a Pat Bourque y se generaliza la bronca. Al finalizar la pelea, Diablos Rojos viene de atrás y vence a los Alacranes.

La zacapela no se paró ahí, prosiguió al día siguiente en el hotel de los Diablos, en la esquina de 20 de Noviembre y Apartado, donde se reanudan los golpes.

Escrito en: derecho, Pitcher, Alacranes, quien

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