Con proyector o sin proyector
Habiendo entonces concluido que un artista que utiliza tecnología (proyector) para resolver un problema de dibujo al realizar una pintura, no necesariamente incurre en una falta técnica que lo descalifique mientras el resultado de la obra logre sus propósitos, que pueden ser distintos y variados dependiendo del autor y, por otra parte, que la ausencia de una formación sólida en el dibujo limitará los alcances de la creación artística, habría pues que afirmar que el apoyo de tecnología resolverá, de momento, la parte técnica pero siempre en detrimento de la facultad integradora de una composición, generará atrofiamiento del sentido ordenador que permite la observación y también de la capacidad constructiva en el plano pictórico.
En las grandes revoluciones de la historia del arte siempre se han involucrado los aspectos relativos a como se ordenan los elementos que conforman un cuadro y de su respectiva expresividad, un deficiente sentido de orden en la composición significará, por lo regular, un pobre resultado.
Cuando El Greco (1541-1614) desplegó su actividad manierista después de haberse formado en la escuela neobizantina de su país de origen y posteriormente enriquecido su técnica con los conocimientos de la pintura veneciana, encontró en España el ambiente religioso apropiado para desarrollar una pintura ascensional que terminó por preanunciar el expresionismo del siglo XX, asunto que, por cierto, aprovechó muy bien Picasso y que vendría a recordarnos la importancia del dibujo como herramienta fundamental en la exploración de la realidad y de manera especial de la "realidad invisible".
Las fantasmagóricas figuras que emergían del pincel de Doménikos Theotokópoulos y que lograron su más alto grado de estilización al final de su vida, terminaron por demostrar, después de su comprobada influencia en el arte moderno, que un pintor con dominio del dibujo puede interpretar la realidad desde diferentes ángulos e, incluso, puede "develarla".
Algunos teóricos señalaron que el arte moderno tenía como misión mostrar, no la realidad descriptiva, pormenorizada, y anecdótica sino una que fuera sintetizada, generalizada y de valores universales, para lograr ese objetivo había que revisar la forma de manera exhaustiva a través del dibujo como herramienta fundamental y, en particular, de su elemento base "la línea" y es que el recorrido de la línea es exploratorio, nos revela los procedimientos de la naturaleza.
Concluimos pues que cada recurso tiene sus recompensas, en la máquina (proyector) la economía de tiempo y esfuerzo, en el dibujo hecho a mano, el conocimiento del origen de la forma, de la construcción de lo visible y del poder evocador de su manipulación; cada artista deberá sopesar hasta que grado y con qué frecuencia hará uso de cada uno, al final, el equilibrio que se logre será en función no solo del resultado de la obra, sino también de una realización personal y artística.