Una señora reprobó con acritud un cuadro de Toulouse-Lautrec que representaba a una mujer semidesnuda. Dijo al artista:
-Es inmoral pintar a una mujer que se está desvistiendo.
-No se está desvistiendo, señora -replicó el pintor-. Se está vistiendo.
El problema con los defensores de la moral pública es que siempre acaban metiéndose con la moral privada. Quiero decir que cada quien es libre de vivir su vida según su particular inclinación, siempre que no transgreda la ley ni cause daño a otro. Desde ese punto de vista debe reconocerse el derecho de las personas homosexuales a ejercer su sexualidad sin ser objeto de persecución u hostilidad. Su condición no es un defecto ni una tara, sino una manifestación -que se ha de respetar- de la diversidad humana.
El problema con los moralistas de profesión es que piensan que toda la sociedad se está desvistiendo. A lo mejor se está vistiendo.
¡Hasta mañana!...