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El pavo real del amor

Relaciones y manipulaciones

El pavo real del amor

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

El varón adicto a mujeres histéricas se promueve ante sus ojos como su salvador. Él es la respuesta a todas sus necesidades. A partir de la seducción, el histerofilo se convierte en la sombra de la pobre mujer necesitada.

En el jardín de los amantes existe toda clase de especies. Una de ellas se distingue por englobar a hombres seductores, encantadores, de plática fluida y modales educados que van tejiendo la red alrededor de féminas sumisas, inseguras, sobre las que establecen una manera de ser, de conducirse, al grado de exigirles cambiar su forma de hablar, pensar o sentir sobre algo: son los histerófilos, seres adictos a vincularse con mujeres histéricas.

HISTERIA

El termino “histeria” proviene del griego “hyaterá”, que significa matriz. Se considera histérica a aquella mujer cuya conducta cae en la sobreactuación o histrionismo, es decir, representa el papel de persona segura y atractiva aunque en el fondo sea insegura y dependiente.

La conducta histérica involucra reacciones emocionalmente desproporcionadas, la presentación de enfermedades cuyo origen no es claro y pudiendo llegar a calificarlas de imaginarias, males como la ceguera psíquica, la anestesia de guante, las crisis convulsivas. No obstante, no es necesario llegar a tal espectacularidad para caer en la denominación de histeria.

En el pasado se afirmaba que la conducta histérica de la mujer se originaba en un exceso de calor en el útero, lo que la obligaba a la masturbación compulsiva.

En la actualidad se denomina de manera indistinta a hombres y mujeres histéricos como aquellos neuróticos poseedores de síntomas que encubren un conflicto interno el cual no quieren resolver y que procude manifestaciones de tipo físico.

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Foto: Archivo Siglo Nuevo

HISTERÓFILOS

La característica principal del histerófilo es la apariencia segura y encantadora con que se acerca a la mujer que percibe necesitada de su apoyo.

El varón adicto a mujeres histéricas se promueve ante sus ojos como su salvador. Él es la respuesta a todas sus necesidades. A partir de la seducción, el histerófilo se convierte en la sombra de la pobre mujer necesitada.

MIEL SOBRE HOJUELAS

En apariencia la relación transcurre entre la miel y la melaza. Él, sobreprotector, viril, exitoso. Ella, melosa, admiradora de todas las virtudes del varón, en una relación caracterizada por la idea de eterna felicidad. Luego, algo quebranta la simulada seguridad y talento del varón y la mujer le exige mantener la seguridad y aplomo del principio.

Como estos hombres no son genuinos en su conducta sino actores aparentando seguridad, la mujer histérica, que necesita ser apoyada y sostenida emocionalmente por el varón, se volcara en desprecio ante aquel que antes le brindara seguridad. Ella no está dispuesta a apoyarle en sus crisis existenciales y mucho menos a mantener la calma. Los disgustos y decepciones enmarcan esta relación cuyo fin esta próximo.

ATRACCIÓN FATAL

El auto engaño es un mal consejero para aquel que pretende manipular a una mujer histérica, fingiendo fortalezas que encubren debilidades.

Los histerófilos poseen una rara capacidad de detección de señales características de las mujeres histéricas.

Acuden a lugares públicos, concurridos, a intercambiar miradas, que una vez valoradas les permiten establecer un dialogo sencillo y dar pie a una conversación “inocente”. Es frecuente verlos en centros de reunión de divorciados, solteros, casaderos, enarbolando su rostro ingenuo y a la vez malicioso.

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Foto: Diane Diedereich/Getty Images

¿SUERTE O COINCIDENCIA?

La buena fortuna se encarga de ponerlos en contacto. Amigos en común, las redes sociales, conversaciones por foros van abriendo caminos a aquellos sedientos de aventura.

No dejan lugar por visitar: peñas bohemias, antros, aplicaciones para conocer personas por Internet. Se vuelven expertos en la lectura de rostros, interpretación de Facebook, Tinder y otros ámbitos similares. Nada, absolutamente nada, les es ajeno.

Se establece el contacto y la lectura inicial se va complementando con la conversación personal.

La mujer histérica proyecta el ideal sobre el candidato que enfrenta y él se aprovecha; sólo hay que seguir la conversación y entender que la mujer pretende proyectar seguridad, aplomo, agregas un poco de silencio para dar misterio y se cocina el entramado.

HOMBRES Y MUJERES

En sus inicios, la histeria se asoció en exclusiva a las mujeres por la relación uterina establecida. Pronto, los investigadores de la mente humana se percataron de que este fenómeno neurótico histriónico y grandilocuente no era exclusivo de la mujer; muchos hombres coincidían en la categoría.

Para ellos también existe la “mujer histerófila”, sólo que en menor cantidad. Hembras salvadoras que consideran como la mejor alternativa rescatar a varones perdidos por la vida, corazones rotos, pusilánimes inseguros que vienen a caer en su manipulada conducta.

“Imposible” es una palabra inexistente en el vocabulario del histerófilo, vive en el autoengaño, creyendo sus propias mentiras. La mujer histérica disfruta tumbándolo del pedestal en donde se ha ubicado. Una vez que conviven lo suficiente salen a relucir los defectos, las mentiras y las falsas creencias que el histerófilo construyó para engrandecer su imagen. La mujer histérica, con un malsano gusto, empieza a cavar la tumba donde pondrá los restos del mentiroso.

¿HAY CURA?

Depende del grado de consciencia en la repetición de pareja con rasgos similares. El desgaste natural de quien inicia relaciones sentimentales que terminan mal puede orillar a algunas personas a buscar mentoría profesional que combine psicología y sexualidad.

Las diversas maneras de justificar los errores propios dificultan alcanzar un grado suficiente de conciencia acerca de la responsabilidad personal en estos vínculos de pareja.

Quienes se someten a valoración profesional pueden descubrir los elementos presentes al inaugurar relaciones que, y esto es algo que se puede anticipar desde el inicio, van a terminar mal.

www.sexologosilvestrefaya.com

Escrito en: mujer, mujeres, histérica, conducta

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