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Campañas sucias

Opinión - Jaque mate

Campañas sucias

Campañas sucias

Sergio Sarmiento

Las acusaciones mutuas ayudan a ratificar la idea popular de que todos los políticos son corruptos. Ha ayudado también a Andrés Manuel López Obrador, que se ha dado el lujo de pedir a los otros dos que se tranquilicen.

Poco o nada hemos sabido de las propuestas de los candidatos a cargos de elección popular sobre lo que harían en caso de llegar al poder. Los especialistas en manejar campañas electorales señalan que los ataques logran un mayor impacto en la población que las propuestas de políticas públicas. Esto no sólo ocurre en México, pero los daños en nuestro país han sido particularmente significativos.

Los ataques entre las campañas de Ricardo Anaya y José Antonio Meade destacan por su virulencia. Los equipos han intercambiado desde un principio acusaciones de corrupción y descalificaciones. Anaya logró la candidatura del PAN y de la alianza Por México al Frente, que incluye al PRD y a Movimiento Ciudadano, gracias a sus críticas contra el PRI. Los priistas y sus aliados en la alianza Todos por México han respondido con acusaciones en contra del ex dirigente nacional de Acción Nacional e incluso una investigación de la PGR por supuestas operaciones con recursos de procedencia ilícita, a la cual el político queretano ha descalificado y etiquetado como un simple caso de hostigamiento político.

Las acusaciones mutuas ayudan a ratificar la idea popular de que todos los políticos son corruptos. Ha ayudado también a Andrés Manuel López Obrador, que se ha dado el lujo de pedir a los otros dos que se tranquilicen, porque ha dañado la reputación y la popularidad tanto de Anaya como de Meade.

Supongo que el afán de ganar la elección es la mayor preocupación de estos dos candidatos, Todos recuerdan que el éxito de Felipe Calderón en 2006 se basó en una campaña que señalaba a López Obrador como un peligro para México. Los presidenciables que van en segundo y tercer lugar quieren repetir la experiencia en este 2018. El triunfo vale más que cualquier cosa.

Las campañas sucias, sin embargo, hacen daño a la nación. Una de las razones es que envenenan el ambiente. Provocan un descenso de la civilidad y convierten la política en un campo fértil para las agresiones, que pueden pasar de lo verbal a lo físico con gran facilidad.

Después de la elección, las campañas sucias no sólo impiden los acuerdos políticos, indispensables para un país que casi por diseño tiene un sistema sin mayorías absolutas, también promueven una perversa judicialización de la política.

Las acusaciones que estamos viendo en esta temporada electoral, y esto es lo más curioso, las están lanzando dos partidos, el PAN y el PRI, que han gobernado el país en las últimas décadas y que han tenido agendas muy similares. Puede más la ambición por el poder que las coincidencias políticas.

Preocupa, por supuesto, lo que pueda ocurrir a partir del próximo primero de diciembre. Los institutos partidistas tendrán que conciliar y negociar para ratificar nombramientos y presupuestos. La realización de nuevas reformas, que siguen siendo necesarias, requerirá mayoría de dos terceras partes en el Congreso.

A veces los políticos olvidan cuál es la razón de ser de su trabajo. La política es el arte de llegar a acuerdos. Los seres humanos tenemos ideas distintas de cómo hacer las cosas, por ello necesitamos llegar a puntos en común para tomar decisiones conjuntas en nuestras comunidades. La política permite lograr esos acuerdos.

Cuando el acceso a los cargos de elección popular se decide no sobre la base de propuestas sino a partir de la descalificación se cierran las puertas a los acuerdos. Ésta es una de las razones por las que la política, en nuestro México, rinde resultados tan decepcionantes. Las campañas sucias tienen un costo enorme para la sociedad.

Twitter: @SergioSarmiento

Escrito en: acusaciones, campañas, popular, López

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