Editoriales

El paraíso imaginario que no se hará realidad

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

Como coro repiten al unísono: no veo televisión ni leo periódicos porque dicen puras mentiras, allí sólo hay manipulación. Luego, colocan su fe en lo que se publica a través de las redes sociales como si éstas no fueran un instrumento más para controlar a las masas. Olvidan por completo dónde se diseñaron esas plataformas y las enormes fortunas que han generado a sus dueños.

Las múltiples evidencias de distorsión y engaño no los hacen dudar, si el título del video dice: "vean cómo fulano humilló a zutano" es porque hubo efectivamente tal humillación -aunque la evidencia demuestre que ésta sólo sucede en la versión editada del debate-. No lo dudan salvo, claro está, que el individuo que el título dice que fue "humillado" sea el candidato de su preferencia, porque entonces saben, aquí también sin duda alguna, que se trata de una mentira. Sus parámetros entre lo cierto y lo que no lo es están determinados únicamente por sus preferencias.

Así, si el candidato que apoyan no puede responder a un cuestionamiento el que está mal y es un malvado es el periodista que preguntó. Si el entrevistado no es el candidato que les gusta, y éste sí es capaz de dar una buena respuesta, entonces, el periodista es un vendido que se dejó seducir por el dinero y el poder. Su candidato jamás "chayotea" ni "maicea" a medio alguno; los demás los han comprado a todos.

Lo expuesto en los párrafos previos son ejemplos de que, lo que está en juego en México es mucho más que la elección de un presidente, estamos ante la posibilidad de perder todo afán por dar con la verdad, sin notar siquiera lo que tal cosa significa para la vida democrática de un país. ¿Qué pasa realmente cuando la gran mayoría no se informa adecuadamente, basado en fuentes confiables y alejando de sí sus filias y sus fobias para entender que nadie es impoluto ni omnipotente?

Estamos cada vez más convencidos de que nuestro punto de vista es infalible y que aquellos que no coinciden con nosotros están equivocados. Cualquier pensamiento contrario al nuestro es producto de la manipulación, pero, nosotros somos in-manipulables. No dudamos ni un ápice de nuestra aparente verdad ni cuestionamos su origen. Nuestras ideas son sólo nuestras y no podemos estar equivocados.

Sea quien sea el que gane la presidencia tendrá ante sí un mayor reto que el ya de por sí complicado desafío de gobernar a una nación, deberá satisfacer todas, o casi todas, las fantasías que los incautos se han creado en la mente para no decepcionar. Desde ya vaticino que no lo van a lograr y que merecerán el desprecio y el escarnio que se volcará en su contra porque son muy culpables de haber contribuido en la construcción de ese paraíso imaginario en un México cuya educación ni siquiera nos alcanza para comprender bien lo que leemos.

Escrito en: Con/sinsentido candidato, México, paraíso, nosotros

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