La detención de mujeres que cometen delitos suficientemente graves como para ser encarceladas, está al alza. Tan es así, que un lapso de apenas año y medio, el número de internas en el principal reclusorio de la entidad, casi se duplicó.
Así lo confirma el director del Centro de Reinserción Social No. 1, Gustavo Rivera Ramos, quien señala que al inicio de la actual administración, dicho centro penitenciario albergaba a cerca de 150 mujeres por delitos diversos. Hoy, ese número ya se elevó -según la cifra más actualizada- a 269 personas del sexo femenino, cantidad que ha sido fluctuante, pues se ha acercado a las 300.
Las principales causas, sostiene el entrevistado, son el robo y la posesión de drogas con fines de comercio, estimación basada solo con base en el número de féminas que purgan ya una condena en la prisión mencionada.
En tal sentido, el director reconoce que no es descabellado atribuir este comportamiento delictivo a la situación económica de las féminas, resulta hasta obvio, afirmó el director de la prisión.
'Buscan alternativas ilegales de allegarse recursos". Aunque aclaró que es un análisis que no compete a él, sino a los jueces.
Además, la estadística muestra que la mayoría de las mujeres en prisión son muy jóvenes. Se encuentran entre los 20 y 30 años de edad, solo cuatro pertenecen al grupo de la tercera edad.
Cabe señalar que la población femenina implica cuidados específicos que requieren mayor atención. Y es que si bien no se conoce con precisión cuántas de estas casi 270 mujeres privadas de su libertad tienen hijos, actualmente en el Cereso viven cuatro niños que acompañan a sus madres.
Tres son lactantes, es decir podrían ir desde los 28 días hasta los 12 o 24 meses de edad, otro de los pequeños tiene 18 meses (un año y medio).