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Gaza, protestas y víctimas: cuatro elementos a analizar

MAURICIO MESCHOULAM

MAURICIO MESCHOULAM

El vocero del ejército israelí lo puso así: "Israel falló en 'minimizar las bajas' en Gaza, y Hamás ganó la guerra de relaciones públicas por nocaut". Esa sola frase nos aporta cuatro elementos a analizar: (a) las víctimas del fuego israelí y el debate interno acerca del uso de dicho fuego para contener manifestaciones palestinas; (b) el "nocaut" que sufre Israel en la otra guerra, la guerra no-material, la política; (c) la participación de Hamás -la organización islámica que controla de facto la Franja de Gaza- en dichas manifestaciones; y (d) los incontables factores irresueltos en aquella zona del mundo. Pensar que es posible administrar, sin resolver, el añejo conflicto palestino-israelí, así como otras profundas problemáticas, normalmente hace que estos factores se conjunten, como tormentas perfectas, y exploten sin control.

El debate en Israel acerca de la utilización de armas de fuego para contener las protestas palestinas no es nuevo. Sin embargo, en los últimos años se alcanzó un claro consenso: el uso de balas de fuego se debía restringir al mínimo. Esto cambió en fechas recientes, cuando se previó el tipo de manifestaciones que iban a tener lugar en la cerca que divide a Gaza de Israel. El argumento israelí era que un número de militantes de Hamás y la Jihad Islámica se iba a infiltrar en las protestas y, si conseguían cruzar a territorio israelí, podían llevar a cabo ataques contra la población de la zona. Esto, por supuesto, lo complica todo porque bajo las circunstancias de esas manifestaciones crece el número de víctimas que nada tienen que ver con potenciales militantes infiltradores.

De ahí procede el "nocaut" del que habla el vocero del ejército israelí. No hay narrativa que pueda con sesenta y dos muertos. Y si en realidad, como dice el vocero, Israel está luchando esa otra guerra de relaciones públicas contra Hamás, su derrota en ese plano arroja consecuencias delicadas para sus propios intereses. Esto nos lleva al siguiente factor: la participación de Hamás en estos hechos. Hoy sabemos que, efectivamente, esa organización ha tenido un importante grado de control sobre las protestas. Podríamos decir que hay tres grupos de manifestantes. El mayor es el de las decenas de miles de palestinos que protestan pacíficamente alejados de la cerca fronteriza con Israel. Un segundo grupo son aquellos quienes se aproximan a la cerca y arrojan piedras, cocteles molotov o proyectiles similares contra los soldados. El tercer grupo, minoritario, son los militantes de Hamás quienes se aproximan a la cerca aparentemente con intención de cruzarla, o bien, consiguen que otros militantes o simpatizantes lo hagan, lo que activa el fuego israelí, resultando en decenas de muertos y miles de heridos entre los tres grupos mencionados. Aparentemente, la dirigencia de Hamás evaluó la situación y concluyó que el lunes esto se le salió de las manos y, gracias a la intervención mediadora de Egipto, llegó a la decisión de calmar los eventos el martes, cuando las manifestaciones se redujeron dramáticamente.

Esto se conecta con lo más importante de todo. Por duros y lamentables que hayan resultado esos eventos, estos no son sino una muestra de lo que sucede cuando, tras décadas de dejar de resolver un conflicto considerado "intratable", se pospone eternamente solucionar los factores de fondo, y se concluye que es posible seguir administrando el estatus quo de manera perpetua. Lo del lunes es un nuevo llamado de atención para recordar que los problemas irresueltos no disminuyen con el tiempo, sino crecen.

Twitter: @maurimm

Escrito en: MAURICIO MESCHOULAM Hamás, fuego, manifestaciones, cerca

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