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De Política y Cosas Peores

ARMANDO CAMORRA

ARMANDO CAMORRA

En el campo nudista el joven Leovigildo le dijo con vehemencia a Galactina: "¡Te amo con el corazón y el alma!". "No lo creo -respondió ella escéptica-. Por lo que estoy viendo solamente me deseas". El hombre de Tepexpan, espécimen paleontológico de México, se quejaba amargamente. "¡Uta! -decía-. ¡Apenas ayer inventé la rueda, y hoy ya me robaron la copa de la llanta!". Don Gerontino, añoso caballero, iba una noche por la calle cuando le salió al paso una sexoservidora que le dijo: "Ven conmigo, guapo, y pasarás un agradable rato". "No puedo -respondió, triste, el señor-. Mis padres no me lo permiten". "¿Tus padres?" -se asombró la suripanta. "Sí -suspiró don Gerontino-. La madre naturaleza y el padre tiempo". Ya conocemos a Capronio: es un sujeto ruin y desconsiderado. Hizo pintar su coche en dos colores, la mitad del lado derecho de color azul y la mitad del lado izquierdo de amarillo. Explicaba con malévola sonrisa: "Así cuando atropelle a alguien y huya los de Tránsito se van a volver locos al oír las declaraciones de los testigos". El esposo y la esposa estaban haciendo el amor. Él pensaba: "Sophia Loren. Gina Lollobrigida. Marilyn Monroe.". Ella pensaba: "Comprar detergente. Pagar la tarjeta. Sacar cita con el médico.". La profesora, enojada, interrogó a Pepito: "¿Por qué le diste una patada en las pompis a Juanito". Respondió el chiquillo: "Le juro que no era ésa mi intención, maestra. Se la iba a dar en los güevos, pero se volteó". El médico forense regresó a su casa después de su trabajo en la morgue y le comentó a su esposa: "Hoy me tocó ver el cadáver de un hombre extraordinariamente bien dotado por la naturaleza". "¡Santo Cielo! -se consternó la esposa-. ¡No me digas que falleció el vecino del 14!". El padre Arsilio asistió a una cena de caridad y tuvo la desdicha que quedar junto a Contrina, mujer de agrio carácter dada a discutir por todo. Con tal ánimo la señora sacó a colación el tema del celibato sacerdotal, y empezó a atosigar con él a don Arsilio. El párroco, prudente, trataba de evadir esa cuestión, pero la pugnaz fémina insistió "Dígame sin evasivas, padre -lo arrinconó por fin-. ¿Cómo se siente usted con el celibato sacerdotal?". "Mira, hija -respondió ya harto el buen sacerdote-. Algunas noches al acostarme lo lamento. Pero en el día conozco mujeres como tú y lo agradezco de rodillas". El puercoespín se quejó con sus amigos: "Por dos años creí que me había casado con una esposa tan fría que jamás hacía un movimiento en el acto del amor. Un día me graduaron lentes y descubrí que me estaba follando a una biznaga". (Nota: seguramente era una de ésas grandes y muy espinosas a las que en el norte llaman "asiento de suegra"). El reo que fue ejecutado en la silla eléctrica llegó al infierno. Le indicó Satanás: "Siéntate mientras busco tu expediente". "Gracias -contestó el individuo-. Vengo de estar sentado". En la merienda de los jueves las señoras criticaban a una que esa tarde no asistió. Dijo doña Chalina: "En su vida matrimonial Sumisia vive absolutamente dominada. No le dice que no en la cama a su marido ni siquiera después de haber ido con la peinadora". En Congolandia, un parque cercano a la Ciudad de México en el que andaban libres diversos animales de África, un avestruz y una cebra se asustaron al ver presencia humana. La cebra escapó a todo correr. El avestruz, en cambio, se mantuvo vigilante. Le preguntó después la cebra: "¿Por qué no metiste la cabeza en la tierra como hacen tus congéneres cuando están en riesgo?". Respondió el avestruz: "Eso hacía en África. Pero aquí los hombres son muy aprovechados". FIN.

Escrito en: De Política y Cosas Peores padre, después, Respondió, esposa

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