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La otra cara de Maximiliano de Habsburgo

La otra cara de Maximiliano de Habsburgo

La otra cara de Maximiliano de Habsburgo

MARA GÜERECA

La historia “la escriben los vencedores”, dijo el maestro Carlos Felipe de Habsburgo, en su primera visita a Durango. De ahí que Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota estén “satanizados un poco” en este país.

Ese fue el punto central de la conferencia ‘Maximiliano, Emperador de México’ que impartió en conocido hotel de la ciudad.

El también sobrino tataranieto de Maximiliano compartió con un selecto grupo de duranguenses anécdotas y datos históricos que mostraron la otra cara de quien fuera el primer emperador de la República Mexicana.

Aseguró que, aunque muchos lo consideran un “invasor”, la realidad es que después de que la Asamblea de Notables le pidiera tomar la corona en este país, él se rehusó a aceptar hasta no ver un documento en el que gran parte de los mexicanos le dieran el consentimiento.

Y así fue. Maximiliano arribó al Puerto de Veracruz el 28 de mayo de 1864 acompañado de Carlota. Su llegada representó una serie de cambios importantes y de los que poco se habla en los libros de historia.

Con una constitución pre elaborada por él mismo restringió las horas de trabajo y pidió la abolición del trabajo para menores de edad; canceló las deudas de los campesinos que excedían los 10 pesos; prohibió las reformas de castigo corporal; rompió con el monopolio de las “tiendas de raya”; pidió a los hacendados cubrir la educación primaria de sus peones; impulsó la libertad de imprenta y la creación de un ministerio público para administrar la justicia; logró que México se convirtiera en el primer país en brindar salud y pensión a los trabajadores del estado; construyó el actual Paseo de la Reforma para mayor conectividad en la ciudad; pero sobre todo, impulsó y apoyó la conservación de la cultura mexicana.

“No gobernó por los intereses de Francia sino de México”, explicó don Carlos, quien con fotografías e imágenes profundizó en la caída de su imperio hasta su fusilamiento el 19 de junio de 1867 al ser declaro culpable de traición a la patria por el simple hecho de “ser un emperador extranjero”.

“Perdón a todos y pido a todos que me perdonen y que mi sangre que está a punto de ser vertida, se derrame para el bien de este país”, declaró Maximiliano antes de su muerte a los 35 años de edad.

“Maximiliano vino a México por amor a Carlota y se quedó y murió en México por amor a México... pero sigue vivo en la mente de los mexicanos”, remató don Carlos, que por tradición él y a su familia ostentan los títulos de Archiduques de Austria, príncipes de Hungría, de Bohemia y de Lorena, duques de Bar y condes de Habsburgo.

Escrito en: Maximiliano, México, emperador, punto

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