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El pequeño gran regulador

La glándula de la tiroides y su función en el organismo

El pequeño gran regulador

El pequeño gran regulador

Junior Robles

A lo largo del tiempo hemos escuchado sobre la tiroides, pero seamos francos, muy pocos saben qué es y para qué funciona. Si eres uno de ellos ¡no te preocupes!, hoy decidimos presentarte a esta pequeña glándula y sus grandiosas tareas en el organismo… ¿estás listo?

Este órgano tiene forma de mariposa y se localiza en la parte baja del cuello. En los hombres es más fácil identificarla porque se encuentra justo debajo de la conocida “manzana de Adán”. Su importancia es relevante para nuestro organismo, pues produce las hormonas T3 y T4 (tiroxina y triyodotironina), las cuales son esenciales para regular el crecimiento, consumir energía e incrementar el metabolismo.

Las hormonas mencionadas convierten el oxígeno y las calorías en energía. Un ejemplo de la manera en la que trabaja es cuando nos exponemos al frío de forma frecuente por el cambio de estación; tras registrar una temperatura baja, el cuerpo aumenta la producción de hormonas tiroideas para subir el nivel de energía, generar calor y así, poder adaptarnos al ambiente.

Todos los tejidos del organismo necesitan las hormonas T3 y T4 para funcionar adecuadamente; desde la piel hasta las neuronas. La tiroides las produce de manera constante, pero libera más en los momentos en los que el cuerpo necesita energía extra.

Esta pequeña glándula también influye en el crecimiento y desarrollo fetal, regula la temperatura corporal e interviene en el funcionamiento de múltiples órganos como el cerebro, corazón y músculos… Pero ¿qué ocurre cuando nuestra tiroides no funciona adecuadamente?

Trastornos y síntomas

Como cualquier órgano de nuestro cuerpo, la glándula mariposa puede dañarse con el paso del tiempo. Además, se estima que el 10 por ciento de la población mundial padece algún trastorno de ella y no lo saben.

Pueden sucederle múltiples afecciones a esta glándula tan importante, por ejemplo:

• Hipotiroidismo: Las hormonas tiroideas controlan el ritmo de muchas actividades en el cuerpo; estas incluyen la rapidez con la que se queman calorías o en la que el corazón late. Si la glándula tiroides no es lo suficiente activa, no produce la cantidad de hormona que requiere el cuerpo; a esto se le conoce como hipotiroidismo.

Esta afección es más común en mujeres, personas con otros problemas de tiroides y adultos mayores de 60 años. Los síntomas pueden variar en cada quien, sin embargo, estos pueden incluir fatiga, aumento de peso, hinchazón de la cara, intolerancia al frío, dolor en las articulaciones o músculos, estreñimiento, piel seca, cabello seco, disminución de la sudoración, periodos menstruales abundantes o irregulares, problemas de fertilidad, depresión y disminución del ritmo cardíaco.

• Hipertiroidismo: Esta afección se caracteriza por la elevación de los niveles de hormonas tiroideas en la sangre, lo que produce una aceleración generalizada de las funciones del organismo. Afecta, frecuentemente, a las mujeres entre 30 y 40 años. Quienes lo padecen pueden notar nerviosismo, irritabilidad, sudoración, temblor de manos, pérdida de peso, ansiedad, dificultad para dormir, adelgazamiento, cabello quebradizo, diarrea y debilidad muscular.

Cuando un paciente está grave, se suele recomendar fármacos antitiroideos; en el resto de los casos es aconsejable extirpar la glándula mediante cirugía o “quemarla” con yodo radiactivo.

• Bocio simple: Se refiere a un agrandamiento de la tiroides, pero ¡tranquilo!, no se refiere a un tumor o a un cáncer. La deficiencia de yodo es la causa más común del bocio, pues el cuerpo lo necesita para producir las hormonas tiroideas. Si no se obtiene suficiente yodo en la dieta, esta pequeña glándula se agranda para tratar de capturar todo el que se pueda y así, producir cantidad adecuada de T3 y T4.

Generalmente, el bocio simple es asintomático, aunque puede presentar síntomas de comprensión local cuando es grande o avanzado, como alteración de la voz, tos, dificultad respiratoria o disfagia leve. Las personas con mayor probabilidad de padecerlo son los adultos mayores de 40 años, quienes tienen antecedentes familiares y las mujeres.

• Nódulos tiroideos: Este padecimiento también es un crecimiento en la tiroides, sin embargo, se caracteriza por la aparición de quistes, que si no se atienden, pueden convertirse en una afección más grave. Es más común en las mujeres que en los hombres, y puede transformarse en cáncer cuando el nódulo es duro.

• Cáncer de tiroides: Tanto en la tiroides como en cualquier otro órgano, el cáncer se origina cuando las células comienzan a crecer en forma descontrolada. Expertos del área médica aseguran que esta enfermedad puede tener solución si se atiende a tiempo. La cirugía junto al tratamiento complementario con radioyodo, puede tratar la enfermedad -en la gran mayoría de los casos- sin complicaciones y de una forma tolerada. Esta afección puede ocurrir en todos los grupos de edades; se deriva por la radioterapia en el cuello (especialmente en la niñez) y la exposición a la radiación por desastres en plantas nucleares.

Existen varios tipos de cáncer tiroideo:

1. Carcinoma anaplásico: Es la forma más peligrosa de cáncer tiroideo. Es poco común y se disemina rápidamente.

2. Tumor folicular: Tiene una mayor probabilidad de reaparecer y diseminarse.

3. Carcinoma medular: Es un cáncer de células no tiroideas que normalmente están presentes en la glándula tiroides. Ésta tiende a ser hereditaria.

4. Carcinoma papilar: El tipo más común y generalmente afecta a mujeres en edad reproductiva. Se disemina lentamente y es el tipo de cáncer tiroideo menos peligroso

¡Cuida tu tiroides!

A pesar del diminuto tamaño de esta glándula, es importante mantenerla sana, pues sus funciones son indispensables para el organismo. ¡Hoy te enseñaremos lo que puedes hacer!:

1. Consumir yodo: Al ser el elemento que regula la energía del cuerpo y el crecimiento, es indispensable incluirlo en la dieta. Las fuentes más ricas en yodo son los mariscos, los pescados de mar y las algas.

2. Tomar lácteos: Los problemas con la tiroides tienden a debilitar los huesos. Consumir leche, yogur y queso es una manera fácil de fortalecerlos.

3. Tomar té: Las infusiones de té verde y bálsamo de limón son ricas en antioxidantes que ayudan a calmar la hiperactividad de la tiroides.

4. Hacer ejercicio: Para controlar la velocidad de actividad de la tiroides es indispensable hacer ejercicio todos los días, ya que ayuda a que el metabolismo se regule y encuentre un punto de equilibrio. Un mínimo de 30 minutos de cardio cumple la tarea.

5. Evitar los estimulantes: El trago, el tabaco y la cafeína tienden a inflamar la glándula tiroidea ya que aceleran el metabolismo y hacen que funcione más de lo debido.

6. Dormir bien: El cansancio y el insomnio debilitan la glándula tiroidea ya que, por sobrecarga de trabajo, quema reservas de energía y gasta más yodo.

7. Controlar la soya: Dentro de los principios nutritivos de la soya se encuentran los fitoestrógenos; los cuales, aunque ayudan a reducir el colesterol, interfieren con el funcionamiento de la glándula tiroidea porque evitan la fijación de yodo en el organismo.

Enfermedades tiroideas y las mujeres

El hipotiroidismo, al igual que sucede con otras enfermedades tiroideas, es más frecuente en el sexo femenino –hasta diez veces más frecuente- sobre todo a partir de los 40 años. Los datos hablan por sí solos: afecta al 2 por ciento de las mujeres adultas frente al 0.1-0.2 por ciento de los hombres.

Según algunos expertos, “la razón es que la mujer es más propensa a las enfermedades autoinmunes y en el origen de los trastornos del tiroides hay implicado un mecanismo autoinmune”.

Las mujeres constituyen el 75 por ciento de personas que padecen enfermedades autoinmunes. Aún no está del todo claro el origen de estas enfermedades aunque se cree que podría estar relacionado con una predisposición genética, con factores medioambientales, con la influencia del embarazo sobre el sistema inmunológico o por los cambios de niveles hormonales; son teorías que aún no han sido probadas.

Síntomas del cáncer tiroideo

• Un bulto o masa en el cuello que algunas veces crece rápidamente.

• Inflamación en el cuello.

• Dolor en la parte frontal del cuello que algunas veces alcanza hasta los oídos.

• Ronquera u otros cambios en la voz que persisten.

• Problemas de deglución (tragar alimento).

• Dificultad para respirar.

• Tos constante que no se debe a un resfriado.

Escrito en: tiroides SALUD glándula, tiroides, cáncer, hormonas

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