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IGNACIO ESPINOZA GODOY

Una vez que los ciudadanos mexicanos mayores de 18 años de edad cumplimos con la obligación cívica de acudir a votar el pasado 1 de julio del año en curso, y luego de que ya conocimos los resultados de la jornada electoral, el siguiente paso es esperar que quienes fueron favorecidos por la voluntad popular cumplan cada una de sus propuestas y promesas de campaña, aunque conviene precisar en este aspecto que a los electores todavía nos falta también aportar la parte que nos corresponde en el sentido de exigir que esos candidatos electos no se desvíen y se apeguen fielmente a los proyectos por los que fueron beneficiados.

No obstante, amable lector, al margen de que los representantes populares recién electos (presidente de la República, diputados locales, diputados federales y senadores) están obligados a demostrar que la ciudadanía no se equivocó cuando votó por ellos, ahora los habitantes de este país en general debemos continuar con nuestra rutina diaria del trabajo que nos permite salir adelante, con base en nuestro propio esfuerzo, sin esperar a que los políticos o los servidores públicos de un nuevo gobierno nos ayuden a resolver nuestros problemas o solventar nuestras necesidades, ya que esto depende exclusivamente de nosotros, de manera individual.

Debemos tener muy claro que, si bien es cierto que los nuevos gobernantes cargan con la ineludible obligación de poner en práctica todos los compromisos que asumieron mientras fueron candidatos, ahora ya como servidores públicos electos, en cuanto tomen posesión de sus cargos, debemos vigilar que esas promesas de campaña se vuelvan realidad, de tal forma que sepan que los ciudadanos estamos pendientes de que cumplan cada proyecto que nos plantearon y que nos vendieron como factibles, así que no debemos olvidar esa parte importante después de que transcurrió la jornada electoral, luego de que se les entrega su constancia por parte de las autoridades competentes, ya sea a nivel estatal o federal.

Luego de que pasa todo ese proceso, normalmente, los ciudadanos nos olvidamos de que votamos por un candidato que nos ofreció el cielo y las estrellas con tal de que sufragáramos en su favor, y en este sentido convendría considerar que muchos de esos políticos tienden a apostarle a que quienes los beneficiamos con nuestra preferencia ya no les damos seguimiento a sus promesas y compromisos (como gusten llamarles; el nombre es lo de menos), lo que para ellos es un alivio porque así nadie les cuestiona por su desempeño.

Sin embargo, los ciudadanos podemos y debemos exigirles que plasmen en el terreno de los hechos todos esos planteamientos que nos hicieron para resolver la problemática que nos aqueja en diversos aspectos, para lo que debemos darles un tiempo razonable (tal vez algunos meses), ya que tampoco es sencillo para ellos ni tampoco tienen una varita mágica como para darnos una respuesta rápida y favorable, de tal forma que también deberemos ser pacientes pero hay que tener cuidado de no darles mucho tiempo para que eso suceda, pues se corre el riesgo de que ignoren e incumplan lo que nos prometieron.

A todos los políticos electos debemos exigirles que sean congruentes, es decir, que todo aquello que nos plantearon como posible lo cumplan al pie de la letra, ya que de otra manera, si al terminar su periodo para el que fueron electos no llevaron a la práctica todo lo que ofrecieron como planes posibles para la población en general, los ciudadanos tenemos el poder para que no vuelvan a tener un cargo de elección popular si no votamos por ellos en caso de que pretendan postularse para un nuevo puesto.

Además, debemos demandarles que cumplan con el lapso para el que fueron electos, pues luego resulta que les entra la fiebre y la inquietud por buscar un nuevo cargo de elección popular de mayor responsabilidad y no terminan el anterior, con lo que dejan a medias esa responsabilidad y todos los proyectos, promesas y planes se van al traste, en perjuicio de nosotros los ciudadanos que votamos por un candidato en el que depositamos nuestra confianza para que nos representara de tiempo completo y por un periodo muy preciso de tres o seis años, según sea el caso, pero con el compromiso de cumplirnos en ese sentido, tal como lo establece la ley.

Al margen de todas estas consideraciones, estimado lector, los ciudadanos debemos continuar con nuestros proyectos personales, para lo que no dependemos de los candidatos que resultaron favorecidos con el voto popular, de ahí que, sin descuidar la exigencia para que cumplan sus promesas, los electores y simples mortales debemos retomar nuestra rutina para hacer realidad cada proyecto que nos hayamos propuesto aterrizar en los hechos.

Sólo de nosotros depende si avanzamos, nos estancamos o retrocedemos en varios aspectos de la vida, pues ningún político y ningún gobernante nos van a respaldar en todos aquellos renglones de nuestro diario desempeño, que sólo nos corresponde de manera individual, así que separemos bien esas responsabilidades para no llevarnos una desilusión en caso de que los candidatos electos nos fallen al incumplir sus promesas y compromisos.

Escrito en: Padres e hijos debemos, ciudadanos, electos, promesas

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