Editoriales

Entre la tragedia y el milagro

Sin Restricciones

Entre la tragedia y el milagro

Entre la tragedia y el milagro

JORGE PÉREZ ARELLANO

Amanece en Durango y comienzan a llegar los primeros reportes: un trágico accidente carretero, en el kilómetro 258 de la carretera Panamericana (a Parral) con un saldo preliminar de varios muertos y lesionados. El martes comenzaba muy mal.

Después, conforme fueron avanzando las horas y llegaba la información oficial, el saldo tras el choque entre un trailer y un camión de pasajeros de la línea Chihuahuenses se fue elevando a 11 personas muertas y 25 lesionados. Entre las personas que perdieron la vida, había al menos 3 menores de edad.

Horas antes, en otra carretera, en los límites de Durango y Coahuila, otro autobús de pasajeros, de la línea Ómnibus, también había sufrido un percance en el que dos personas habían muerto y al menos había 7 lesionados de consideración.

Es decir que el martes informativo comenzaba con un saldo trágico de al menos 13 muertos y más de 30 lesionados. Noticias que a uno no le gusta dar pero que se tiene que hacer, pues es parte del trabajo. ¿Qué más podía salir mal? Ni idea teníamos.

Después de dar la noticia ampliada durante el día en El Siglo de Durango y en el noticiero vespertino de Tiempo y Espacio, estábamos en la recta final cuando llegaron los primeros (y escuetos) reportes de lo que jamás imaginamos en Durango: una aeronave grande había caído en el Aeropuerto.

Comenzamos a investigar con nuestros contactos y los datos le daban más fuerza a la noticia. Un avión de Aeroméxico, con más de 100 pasajeros se había precipitado. No lo podíamos creer. Se hablaba de fuego y humo, situación que vislumbraba una tragedia de dimensiones no vistas, al menos en nuestro estado.

Alcanzamos a confirmar la noticia antes de despedir el noticiero, pero no había más datos. Los reporteros llegaban al lugar y comenzaron a informarnos: hay humo, el avión iba lleno y hay decenas de unidades de emergencia.

Los médicos de diferentes hospitales recibieron avisos, les pidieron prepararse para atender a decenas de lesionados y se montó un operativo especial de emergencia, pues se esperaba lo peor.

Conforme fue avanzando el tiempo y había más datos, se pudo saber que afortunadamente no había muertos, que sí había varios lesionados pero no de consideración. Pocos dábamos crédito. Accidentes aéreos sin víctimas mortales son difíciles de contar.

Los testimonios de los sobrevivientes nos ampliaron el panorama. Hubo ráfagas de viento, el avión apenas y alcanzó a elevarse unos metros y la oportuna reacción de la tripulación evitó una tragedia mayor. Es cierto, hubo lesionados y personas que sufrieron quemaduras, entre ellas niños, pero después de ver cómo quedó el avión, podemos hablar de que pudo haber sido mucho peor.

No hay información oficial que nos diga qué fue lo que realmente pasó, eso tendrá que esperar a una investigación profunda al respecto, pero al final de la jornada podemos hablar de un verdadero milagro que no hubiera habido más víctimas fatales en un trágico martes.

Durango ayer fue nota nacional e internacional. Para quienes laboramos en medios fue una jornada atípica, como hacía años no sucedía, entre la tragedia de quienes perdieron a un ser querido y la adrenalina de cubrir y desarrollar un accidente inusual con un desenlace afortunado.

En una redacción difícilmente hay tiempo para reflexionar sobre lo sucedido, sobre aquellos que perdieron la vida en carretera y de los que sobrevivieron a un accidente aéreo. Pero es imposible no contagiarse de ello. Un día de emociones encontradas, pero que nos obligan a reflexionar en muchos ámbitos profesionales y personales... ¿Usted qué pensó ayer con esas noticias?

Twitter: @jperezarellano

Escrito en: Sin Restricciones personas, lesionados, tragedia, perdieron

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas