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Reyerta lamentable

LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK.

Aún no se disipa la polvareda ocasionada por la anexión orgánica de los diputados del Partido Verde al proyecto de López Obrador, en condiciones que revelan una negociación que permite a Manuel Velasco Coello ostentar en forma simultánea y desde luego contraria a la Constitución, los cargos de Gobernador de Chiapas y de Senador de la República, cuando emerge un conflicto de escándalo entre la Presidenta del Partido Morena Yeickol Polenvsky y el Gobernador Electo de Morelos por el Partido Encuentro Social, Cuauhtémoc Blanco.

En ambos casos los acontecimientos revelan la falta de consistencia de la coalición de los Partidos Morena, del Trabajo y Encuentro Social, que postuló a López Obrador como candidato a la Presidencia de la República y constituyen un anuncio de las dificultades que enfrenta el país en su conjunto, en lo que puede ser la integración exitosa o el fracaso, del sistema político que habrá de relevar al que fue descalificado de modo contundente, el pasado primero de julio.

Por lo visto los días posteriores a la instalación del Congreso de la Unión se han convertido en un escenario de reclamaciones frente a los dirigentes de la Coalición, en los que la Presidenta de Morena y diputados locales electos de los diversos partidos que la integran, se han enfrentado con los gobernadores electos, aún antes de que asuman el poder en las entidades federativas en las que resultaron triunfadores, aliados de AMLO que tremolan distintas banderas partidistas.

En el caso concreto de Morelos, la Polenvsky acusa a un operador del futbolista en retiro de proponer a los próximos diputados de Morena en la entidad morelense, la entrega de dinero y contratos a cambio de su fidelidad y sumisión al Gobernador Electo y exige a Cuauhtémoc que integre su equipo de gobierno, repartiendo la mitad de los cargos en beneficio de cuadros militantes de Morena.

El pleito es por decir lo menos indecoroso, porque si bien es comprensible que de las alianzas electorales resulte el reparto de asientos y posiciones, las formas empleadas por Yeickol Polenvsky revelan además de su falta de oficio, una vulgar arrebatinga del botín obtenido, y no guarda el mínimo respeto que debe existir ya no digamos entre los aliados involucrados en la Coalición, sino de éstos para con los ciudadanos que en su mayoría votaron por esa opción política en las pasadas elecciones.

Frente a la violencia verbal en comento la reacción de Cuauhtémoc resulta mesurada, porque tras no reconocer las imputaciones que lo señalan como corruptor de los inocentes diputados morenistas, se limita a señalar a su interlocutora que su candidatura, la candidatura de Cuauhtémoc Blanco a la gubernatura de Morelos, fue producto de un acuerdo entre distintas fuerzas políticas y no de una decisión lineal o por dedazo que pudiera ya no digamos justificar, sino siquiera explicar el trato indecente que le infiere al Gobernador Electo, la Presidenta del Partido Morena.

El día del triunfo de Vicente Fox, una multitud compuesta en su mayoría por jóvenes que acompañaban al recién candidato electo en la Columna de la Independencia, lo interpeló diciendo: ¡No nos falles!. Después de tantos intentos de los mexicanos por construir un sistema político de excelencia que han derivado por decir lo menos en la mediocridad, el hecho objeto de comentario obliga a interpelar a López Obrador y a sus seguidores, para que no defrauden y menos en tan corto plazo y sin haber protestado el cargo, a quienes confiaron en su propuesta de cambio.

Al fustigar al Gobernador Electo la Polenvsky se refiere al operario acusado de corruptor como "españolete" y recomienda a Cuauhtémoc que no confunda la política con el futbol lo que inevitablemente, lleva a recordar aquel adagio revestido de humor negro según el cual, en este país lo único serio es la lucha libre.

Escrito en: Archivo Adjunto Cuauhtémoc, Gobernador, Polenvsky, diputados

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