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Incertidumbre por el futuro

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Incertidumbre por el futuro

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

En la actualidad, un sector importante de adolescentes y adultos jóvenes (de 16 a 20 años) aún no ha definido qué oficio, carrera o profesión desea aprender para tener un futuro laboral con certidumbre y seguridad, ya que de ello dependerá gran parte de su estabilidad en todos los aspectos, sobre todo en lo que se refiere al emocional y al económico, que son vitales para cualquier persona pues son decisiones que se deben tomar en el momento oportuno, con la guía y el respaldo de los padres de familia.

Al respecto han surgido muchas preguntas en torno a cuál es el momento adecuado para definir esa profesión, oficio o carrera que nuestros hijos abrazarán para convertirlos en lo que será la actividad a la que se dedicarán como un medio para subsistir económicamente, con lo que se busca que dejen de depender de los padres en ese aspecto, ya que en ocasiones -y actualmente abundan los casos- los vástagos se muestran renuentes a abandonar el nido materno en virtud de que ahí cuentan con todos los satisfactores materiales, así que les resulta más cómodo continuar de esa manera, sin hacer el más mínimo esfuerzo para tener a la mano lo indispensable para pasarla bien.

De esta forma -de manera lamentable- transcurre la vida de muchos jóvenes adultos que, incluso, a pesar de haber terminado una carrera profesional, aún permanecen en el hogar de los padres, en donde -por cierto- no contribuyen con los gastos para su manutención, situación que los hace más dependientes de sus progenitores, los cuales no siempre los estimulan para que ya se conviertan en personas independientes y formen un hogar, con todas las responsabilidades que representa llevar el sustento y ser proveedores para los integrantes de sus respectivas familias.

No obstante, también en la actualidad abundan los casos de adolescentes que cursan el bachillerato y que aún no han decidido qué van a estudiar como carrera profesional o técnica, debido a que no han contado con la asesoría adecuada que los incentive a descubrir su vocación para determinada área del conocimiento, con lo que en ocasiones desperdician un tiempo muy valioso para analizar el contenido de esa carrera o profesión para la cual podrían tener esas aptitudes que los pueden llevar a ser sobresalientes y así salir adelante en este mundo que exige ser competitivos en los puestos o cargos a los que se aspira ya sea en la iniciativa privada o en la administración pública.

En primera instancia, amable lector, a nosotros como padres nos corresponde estar cerca de los hijos en todo momento para conocer sus aptitudes para tal o cual profesión, ya que a lo largo su vida ya debimos haber descubierto sus inclinaciones, sus virtudes, sus cualidades que los pueden llevar a destacar en algún ámbito, con lo que de esta forma los podemos orientar a que escojan aquella profesión para la que sientan mayor vocación y para la que realmente tienen futuro para sobresalir.

Luego es muy común que ya casi al terminar de estudiar la preparatoria o el bachillerato aún no han decidido qué carrera cursarán a la vuelta de la esquina, cuando están a punto de entrar al nivel de Educación Superior, donde se decide el futuro laboral de los jóvenes. Ahí es donde ese sector de la sociedad ya debe contar con la información suficiente de las diferentes profesiones que existen en su estado para seleccionar la que mejor se acomode a sus aptitudes y aspiraciones, pero sobre todo a su vocación, al llamado específico por alguna rama del conocimiento para la que sientan el llamado.

En lo personal, he conocido muchos casos de jóvenes de bachillerato que aún ignoran qué carrera escoger, pues su argumento es que desconocen sus aptitudes, además de afirmar que aún no es momento para preocuparse por ese aspecto si en el hogar paterno lo tienen todo. Pues sí, quizás lo tengan todo en el aspecto material, pero la realidad es que los padres no son eternos, porque si repentinamente falleciera alguno de ellos -por ejemplo, el papá, que generalmente es el pilar económico de la familia-, y ya no hubiera los suficientes recursos financieros para sufragar los gastos esenciales del hogar, ¿qué haría ese joven para subsistir?

Quizá tendría que abandonar la escuela para trabajar debido a que su madre ya no tendría el dinero suficiente para solventar sus estudios, de ahí la importancia de que los jóvenes también vayan pensando en su futuro laboral y personal, pero además como futuros jefes de familia que en su momento tendrán que afrontar la responsabilidad que implica sufragar las necesidades básicas del hogar que formarán.

Por ello, estimado lector, es vital que los padres de familia -ambos, mamá y papá- estemos lo más cerca que podamos de los hijos, para orientarles sobre la necesidad de que piensen sobre su futuro laboral, en torno a lo que les gustaría estudiar, con la certeza de que recibirán todo el apoyo que necesiten en ese aspecto para que de esta manera también nuestros jóvenes adultos tengan la seguridad de que no estarán solos para concretar esa meta académica que se propongan alcanzar.

Escrito en: Padres e hijos carrera, futuro, momento, jóvenes

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