Editoriales

 
OPINIÓN

El valemadrismo en las calles de Durango

Sin restricciones

El valemadrismo en las calles de Durango

JORGE PÉREZ ARELLANO 24 nov 2023 - 12:14

Si bien es cierto que Durango nunca se ha caracterizado por ser una ciudad con buena cultura vial (es cierto y tenemos que reconocerlo), esta problemática se ha intensificado en los últimos años, a tal grado de que verdaderamente es un riesgo conducir en las calles de la capital.

Y más allá de la falta de buenas vialidades, señalética e infraestructura complementaria, la realidad es que el principal problema es y seguirá siendo la falta de empatía, responsabilidad y valemadrismo de aquellos que usan las calles en un vehículo a motor. Así de sencillo.

Las estadísticas oficiales muestran que este año se han incrementado los homicidios culposos derivados de accidentes automovilísticos en todo el estado. Hasta septiembre pasado, sumaban 162 casos, 62 de ellos en la capital.

Cada año es más común leer que han aumentado los accidentes por exceso de velocidad, de motociclistas, de vehículos del transporte público, etc. Y sí, es cierto que cada vez hay más vehículos, pero también hay menos preparación para poder comprender la responsabilidad que implica conducir.

Hoy es común ver a motociclistas (de todo tipo) sin casco y no, no es porque no tengan los recursos para comprarlos, pues muchos de ellos conducen vehículos de marcas muy costosas, sino porque no lo quieren usar, porque se despeinan o se ven mal. Es decir, les vale madre.

Es cosa de cada día ver a repartidores de comida y otros servicios zigzagueando por las avenidas con tal de ganarle tiempo a sus entregas, sin medir las consecuencias de lo que puede pasar al salir intempestivamente de los puntos ciegos de un automóvil. Pero también les vale madre.

Es cada vez más común ver camionetas polarizadas pasarse el semáforo en rojo en avenidas principales y zona centro porque traen prisa o porque quieren demostrar que a ellos no hay autoridad que les pueda decir algo. Les vale madre.

Es una costumbre que taxis y camiones del transporte público hagan sus paradas para subir o bajar pasaje en donde se les pegue su gana, no importa si a unos metros hay bahías donde pudieran hacerlo por su seguridad y la de sus pasajeros. Tampoco importa que bloqueen la circulación o que no se hagan paradas en los lugares designados a ello. Siempre les ha valido madre.

A dueños de vehículos "chocolatos" les puede llegar a valer mucho más, porque algunos no portan placas y no están registrados; otros están conscientes de que el valor del automóvil es mucho menor a lo que podrían pagar en caso de un accidente y prefieren abandonarlos.

Al peatón también le vale. Se cruza donde quiera, aunque el semáforo esté en verde y que no exista un cruce, evita utilizar los (pocos) puentes peatonales que hay para evitar la fatiga arriesgando su vida o de plano aplica la estrategia del "no veo, no oigo y se tienen que parar", cruzando a la fuerza, esperanzados a que el conductor se detenga. Valemadrismo total.

Y así podemos seguir enumerando los ejemplos de aquellos que no ponen sus direccionales, conducen con exceso de velocidad, no respetan las líneas amarillas, dan vueltas prohibidas, obstaculizan rampas de discapacitados y cocheras, bloquean la visibilidad estacionándose en las esquinas, etc. A todos y cada uno de ellos les vale mientras ellos sean los que lleguen primero, los que pasen antes o los que no tengan que batallar más.

Pero el problema es que ese valemadrismo cuesta dinero, cuesta patrimonios y también cuesta vidas. Pareciera que a los que pudieran sancionar no les conviene meter en cintura a esos valemadristas, pues se acabaría una fuente de ingreso.

A la autoridad pareciera que no le interesa aplicar a rajatabla los reglamentos pues no quieren cargar con el costo político que eso implicaría, aunque también significaría una fuente de ingreso legal -y justificado- para las arcas del Ayuntamiento. Basta darse una vuelta todos los días para ver toda clase de infracciones en el primer cuadro de la ciudad con total permisividad.

En fin, ese valemadrismo tarde o temprano le va a terminar afectando a usted, a mí, a todos los que conducimos. ¿Cuántas veces se ha visto involucrado en un accidente y que no fue su culpa? Y ni los seguros nos salvan de la pérdida de tiempo y dinero cuando sucede.

Uno de los últimos accidentes que le costaron la vida a un reconocido motociclista, en la capital, se derivó precisamente de una serie de infracciones al reglamento vial: el exceso de velocidad y una vuelta imprudente y prohibida. ¿Hasta cuándo nos va a dejar de valer madre la cultura vial? Hasta que nos cueste muchísimo... y no hablo de dinero. O usted, ¿qué opina?

Twitter (X): @jperezarellano

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales