Fluir, aceptar, amar...
Un día alguien me preguntó: con que frase te identificarías, ¿cuál sería esa frase que suene muy tuya? Sin pensarlo respondí: "fluir, aceptar y amar" suelo repetírmelo a mí misma cada vez que tengo un conflicto...
A menudo escuchamos personas diciendo: "es hora de soltar", "fluye con lo que es", "suelta el control", etc. pero, ¿qué quiere decir soltar? ¿qué implica fluir?. Un río fluye, sí. Pero nosotras, las personas, ¿cómo podemos fluir? Creo que fluir es algo tan simple, como complejo... es confiar en Dios y su infinita sabiduría, saber con todo tu Ser, que hay un Plan Divino... que la Divinidad busca que vivas la mejor experiencia, que puedas tener la certeza de que en todo momento eres guiado, protegido y asistido por esta Energía Universal de amor incondicional... Fluir es sentir... dejar que las emociones y pensamientos que llegan a ti, puedan Ser. Implica dejar de rechazar lo que vas sintiendo momento a momento y conectarte con la verdad de tu neta interior. Al estar fluyendo con lo que sientes, te permites conscientemente observarte y por tanto, aceptarte, integrarte, dejar de juzgarte y amarte, es un proceso de honor y gloria, es un estado en el que la consciencia trabaja en un nivel distinto. Entrar en flow es también la única manera de distanciarse de una realidad para centrarnos en otra cuando esta no se puede manejar, si dejas ir un poco, obtendrás un poco de paz. Si dejas ir mucho, obtendrás mucha paz. Fluir es como expandirte, ampliarte, expresarte, moverte a veces audazmente y otras con timidez, aprendiendo a abrazar todo lo que la vida te trae, agradeciendo las respuestas no esperadas y los planes que cambiaron el rumbo. ¿Y si la felicidad fuera esto que ya tienes? ¿cómo aceptar la realidad tal y cómo es? La aceptación es una de nuestras asignaturas pendientes.
Nos cuesta aceptar todo aquello que no nos agrada o que no corresponde con nuestras expectativas. De hecho, la distancia que existe entre nuestras expectativas y la realidad se convierte en una de nuestras principales fuentes de sufrimiento. Si no aceptamos la realidad y deseamos que las cosas sean distintas, nos condenamos a sufrir inútilmente.
El contraste entre nuestras ilusiones y aspiraciones, que a menudo son desproporcionadas respecto a nuestras posibilidades, se percibe como frustrante. A veces la vida nos somete a duras pruebas, pero cerrar los ojos ante lo que sucede no cambiará los hechos, "A lo que te resistes, persiste", decía Jung. Si alimentamos expectativas irreales y estas no se cumplen, nos sentiremos frustrados e insatisfechos.
Ese tipo de pensamientos dinamita nuestra vida y hace que nos instalemos en las quejas y la amargura. Lamentarte por lo que te ha ocurrido no cambiará la situación, y solo te convertirás en una víctima de las circunstancias. Las quejas que no conducen a un plan de acción son una pérdida de energía, una energía que podrías usar de manera más inteligente para buscar mejores soluciones. "Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás", escribió Erich Fromm.
En vez de centrarte en todo lo que te falta, recuerda todo lo que tienes, cambia tu narrativa. Eres tu historia. ¿Qué historia te cuentas y te repites día tras día? Suelta las cargas, vuela ligero, la vida es un continuo cambio, transformación y movimiento, deja de intervenir e influir en vidas que no te pertenecen y donde no eres llamado. No puedes amar bien y bonito, cuando estás desgastado espiritualmente.
Sufrir es sufrir. Ser feliz es amar. El amor es para sanarnos no para enfermarnos, si duele es gastritis no amor, no te confundas. Amar es una acción que comienza con uno mismo, definitivamente el amor propio es el más importante.
Vive la vida que amas. Ama la vida que vives y definitivamente el mundo será diferente cuando empieces a amarte de verdad. Cuando eres capaz de decir sinceramente "ya no quiero más de esto" el universo te envía circunstancias o personas alineadas con tu nueva vibración, que ahora tiene la frecuencia del amor hacia uno mismo y te abre oportunidades y experiencias más positivas y placenteras. ¡Eso es todo!