No caigamos en la 'gordofobia'
En un país que ocupa el quinto lugar en obesidad en el mundo, el fenómeno de la "gordofobia" (el rechazo y la discriminación ejercidos en contra de las personas gordas u obesas) se ha arraigado entre los mexicanos en las décadas recientes, de ahí que a nivel global existe la Federación Mundial de Obesidad, una entidad cuyo objetivo es impulsar los esfuerzos globales para reducir, prevenir y tratar esta enfermedad que agobia a millones de habitantes que los marca por las actitudes de muchas personas con tendencia a discriminar a quienes, como se dice coloquialmente, "tienen unos kilitos demás".
De acuerdo con la mencionada institución, la "gordofobia" es practicada, sobre todo, por quienes se sienten superiores a la gente con sobrepeso u obesidad, y la menosprecia o repudia. Sin embargo, subraya, nadie es perfecto. Ni siquiera las modelos de Victoria's Secret o las que salen fotografiadas en las revistas de modas lucen un cuerpo 100% armonioso, enfatiza.
Es más, "estar delgado no necesariamente es sinónimo de estar sano", asevera Martha Georgina Ochoa Madrigal, jefa del Servicio de Psiquiatría, Paidopsiquiatría, Psicología y Neuropsicología del Centro Médico Nacional "20 de Noviembre", del ISSSTE, y académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, con lo que se echa por tierra lo que muchos señalan al afirmar que es mejor lucir con una figura delgada o escuálida a tener sobrepeso u obesidad, ya que los flacos o delgados también pueden estar padeciendo una o varias enfermedades por esas condiciones físicas o anatómicas.
De manera lamentable, muchas personas, incluso desde la infancia, vienen arrastrando toda clase de bromas, burlas y chistes por su complexión física, una situación que en ocasiones se prolonga hasta la adolescencia o la adultez si no se generan cambios en la anatomía de quien padece obesidad o sobrepeso, pues, de lo contrario, deberá hacerle frente a una cadena de incidentes de discriminación que raya, incluso, hasta en insultos y toda clase de actitudes que rebasan el límite de la tolerancia y que se rompe esa línea que no debe cruzarse con el argumento (nunca válido, aclaro) de que se trata de buen sentido del humor, aunque de ello no exista algo, ni un pizca.
Otro problema con el que tienen que lidiar las personas que padecen sobrepeso u obesidad es cuando se trata de buscar y conseguir un trabajo, ya que, de forma desafortunada, en una cantidad importante de empresas, y hasta en el sector público, el ingreso se condiciona en ocasiones al aspecto físico pues, erróneamente, se tiene la idea de que quien luce con esas características físicas no goza de buena salud y es muy propensa a diversas enfermedades, con lo que más adelante eso podría derivar en ausencias para la atención de uno o más padecimientos.
Desafortunadamente, el sobrepeso y la obesidad no sólo acarrean burlas y maltrato en la infancia y adolescencia, y discriminación laboral en la edad productiva; también pueden derivar en un problema grave de salud, como el síndrome metabólico, el cual aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, infartos y/o derrames cerebrales (este síndrome se manifiesta por medio de exceso de grasa corporal en la cintura, presión arterial alta y niveles elevados de glucosa, triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad en la sangre), según lo señalan especialistas en ese tipo de padecimientos.
Ante este panorama, la interrogante obligada es ¿qué debemos hacer como sociedad para contrarrestar el sobrepeso y la obesidad, así como el fenómeno de la "gordofobia"? De acuerdo con la académica universitaria, es muy difícil aconsejar lo que debemos hacer para contrarrestar el sobrepeso y la obesidad, porque estas patologías responden a múltiples factores: la genética, la alimentación, el estilo de vida, el entorno social y laboral, etcétera.
En todo caso, enfatiza, habría que dejar de impulsar la cultura de las dietas para bajar de peso y no decirle a alguien gordo u obeso: "tienes que hacer dieta", ya que esta palabra implica muchas acciones nada fáciles de llevar a cabo: constancia, esfuerzo, sacrificio... Quienes tenemos pacientes con esos problemas sabemos que han hecho infinidad de dietas para bajar de peso y cuando llegan a consulta lo que menos quieren es una dieta más", indica.
De acuerdo con Ochoa Madrigal, igualmente sería beneficioso incorporar a nuestra vida el concepto de salud integral y prestar atención no sólo al aspecto físico de nuestro cuerpo, sino también al mental. De esta manera, todos, incluidos los individuos con sobrepeso u obesidad, estaríamos en mejores condiciones de aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, subrayó la experta.
"Asimismo, es imprescindible cambiar el discurso de rechazo, discriminación y burla dirigido a ellos, y apostar por una cultura de la inclusión y el respeto. Consideremos que nuestra población tiene una gran diversidad corporal, o sea, no está constituida únicamente por gordos y flacos. Yo les digo a mis pacientes que, en la adultez, lo normal no es estar esbelto, sino tener pancita. Todos quisiéramos mantenernos siempre esbeltos, pero la mayoría no podemos cumplir este deseo. El paso del tiempo, con todo lo que acarrea, no nos lo permite", finalizó la académica universitaria.
Sin duda, se trata de una reflexión que a todos nos debería poner seriamente a pensar en la necesidad de tener más cuidado con las palabras, pues nada justifica una broma, una burla o un chiste de mal gusto que puede lastimar a alguien por su complexión física.