El tallado de calabazas se convierte en una actividad que combina creatividad y tradición durante octubre.
Octubre trae consigo el aire fresco del otoño, las hojas que comienzan a caer y una atmósfera misteriosa que anuncia la llegada del Halloween. Durante este mes, los hogares se llenan de luces anaranjadas, disfraces y detalles que evocan el espíritu de la Noche de Brujas. Entre ellos, la calabaza tallada sigue siendo el elemento más representativo, una tradición que mezcla creatividad, paciencia y diversión familiar.
La mejor calabaza
El primer paso es elegir una calabaza adecuada. Lo ideal es seleccionar una que sea firme, de cáscara dura y sin golpes visibles. El tamaño dependerá del tipo de decoración que se desee realizar, aunque las medianas suelen ser las más prácticas para tallar. Una vez elegida, se limpia cuidadosamente la superficie con un paño húmedo para eliminar la suciedad.
Luego, con un cuchillo grande, se corta la parte superior formando una tapa, que debe retirarse para vaciar el interior. Con una cuchara grande o una herramienta especial para tallado, se extraen las semillas y la pulpa, dejando las paredes internas lo más lisas posible. Este paso no solo facilita el tallado, sino que también ayuda a retrasar el proceso de descomposición.
Diseño y tallado creativo
El diseño es la parte más divertida del proceso. Se puede optar por el clásico rostro de calabaza con sonrisa macabra, o experimentar con figuras más elaboradas: murciélagos, gatos negros, fantasmas, o incluso personajes de películas de terror. Para hacerlo más fácil, se recomienda dibujar el diseño previamente con un marcador.
Con un cuchillo pequeño y afilado, se recortan las figuras con cuidado, siguiendo las líneas marcadas. Una vez terminado el tallado, se puede colocar dentro una vela o una luz LED, que iluminará los cortes y resaltará el diseño durante la noche. La luz parpadeante creará un efecto encantador, ideal para recibir a los visitantes o ambientar cualquier espacio.
Cuidados para conservarla
Aunque las calabazas naturales son hermosas, tienden a deteriorarse con rapidez. Para conservarlas durante todo octubre, se recomienda aplicar una mezcla de agua con unas gotas de cloro o vinagre en su interior, lo que ayuda a prevenir la aparición de moho. También puede untarse una fina capa de vaselina o aceite vegetal sobre las superficies talladas, lo que mantiene la humedad y evita que se resequen.
Si las temperaturas son altas, conviene colocar la calabaza en un sitio fresco y seco, lejos de la luz directa del sol. Durante el día puede mantenerse en el interior del hogar o en un área sombreada, y sacarse por la noche para que luzca iluminada. Otra alternativa práctica es refrigerarla durante unas horas cuando no se esté usando, especialmente si el clima es cálido.
Una tradición que nunca pasa de moda
Para quienes buscan una opción más duradera, existen calabazas artificiales hechas de espuma o plástico que pueden decorarse de manera similar y reutilizarse año tras año. Sin embargo, el encanto de una calabaza natural tallada a mano es inigualable. Tallarla en familia o entre amigos, encender la vela y ver cómo su luz parpadea en la oscuridad sigue siendo una de las tradiciones más entrañables del otoño.


