Con optimismo
Justo en una semana llegará la navidad. Un año más y por fortuna el ambiente de época vuelve a imperar mayormente en las ciudades. Navidad entre todos los significados que conlleva tiene uno que me parece oportuno resaltar en esta ocasión: esperanza.
Por ello al estar a días de concluir el presente año y que de nueva cuenta el calendario se reinicié nuevamente, vale la pena contagiados del optimismo de la presente época, tratar de avizorar lo que viene para el siguiente.
En 2026, es posible que México y su región norte puedan experimentar un repunte económico y político, en este caso tanto Coahuila y Durango tienen la posibilidad de posicionarse como polos estratégicos de desarrollo. La renovación del Congreso de Coahuila, con 16 diputaciones de mayoría relativa y 9 de representación proporcional, será clave para consolidar este impulso, por lo que respecta al devenir coahuilense.
El panorama económico de México hacia 2026 se perfila con matices de recuperación y transformación. La región norte, particularmente la Comarca Lagunera -conformada por Torreón, Coahuila y Gómez Palacio, Durango- se encuentra en una coyuntura estratégica para capitalizar las tendencias globales de relocalización industrial (nearshoring), del que tanto se ha hablado, aspirando a capitalizar la ineludible transición energética y de digitalización.
Torreón, con su vocación agroindustrial y manufacturera, se proyecta como un nodo logístico clave. La consolidación del puerto seco de La Laguna, la expansión de parques industriales y la mejora en conectividad ferroviaria y carretera podrían atraer nuevas inversiones, especialmente en sectores como autopartes, agroindustria y tecnologías limpias - siempre y cuando el señor Trump no destruya las condiciones necesarias para todo esto en la revisión del TMEC (tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México)-. La creciente demanda de proteína animal en mercados internacionales también favorece a su robusto sector lechero y cárnico.
Asimismo, Coahuila con su estabilidad política y liderazgo en producción automotriz -Región Sureste- y energética, se prepara para una nueva etapa legislativa. El Congreso local se renovará el primero de enero de 2027 con 25 diputaciones: 16 de mayoría relativa y 9 de representación proporcional, en una elección programada para el 7 de junio de 2026. Este proceso será determinante para definir el rumbo de políticas públicas en seguridad, desarrollo económico y transición energética, especialmente en un contexto donde la región busca atraer inversiones verdes y fortalecer su infraestructura. Importante será si los ciudadanos deciden respaldar el trabajo del gobernador Manolo Jiménez y continuar el rumbo ascendente o prefieren la otra opción
Durango, por su parte, enfrenta el reto de diversificar su economía más allá del sector minero y la agroindustria en La Laguna de Durango. Sin embargo, su cercanía con Coahuila y su participación en proyectos interestatales como el Corredor Económico del Norte le otorgan una ventaja competitiva. La mejora en conectividad y la promoción de clústeres agroindustriales y turísticos podrían dinamizar su economía local. Ojalá el gobierno local duranguense que actualmente está en su cuarto año, se ponga las pilas y concrete más y más grandes inversiones que tanta falta hacen.
A nivel nacional, México se puede seguir beneficiando del reacomodo de cadenas de suministro globales, con Estados Unidos buscando proveedores más cercanos y confiables. Esto abre oportunidades para estados norteños, siempre que se garantice seguridad, infraestructura y certeza jurídica. La inflación ha mostrado signos de moderación, y el tipo de cambio se ha mantenido relativamente estable, lo que mejora las condiciones para la inversión.
Así pues, y reiterando el ánimo optimista, de cumplirse con varias expectativas se puede presagiar un 2026 de franca recuperación. Si se llegase a tener una mayor claridad política; la consolidación ahora sí del nearshoring, donde las empresas que iniciaron procesos de relocalización en 2024-2025 podrían comenzar operaciones en 2026, generando empleos y dinamismo regional; si la renovación legislativa en Coahuila permita seguir contando con un Congreso local que facilite las reformas clave para el desarrollo regional. Así como proyectos de infraestructura en marcha: iniciativas como el Tren Interoceánico, la expansión de parques industriales y mejoras en conectividad podrían rendir frutos tangibles.
En síntesis: 2026 se perfila como un año de consolidación para los esfuerzos sembrados en años anteriores. Si se logra articular una visión regional entre Coahuila y Durango, con políticas públicas alineadas a las oportunidades globales, se puede lograr una necesaria expansión de la economía, que tanta falta luego de la desaceleración vivida estos últimos años. El tiempo tendrá la última palabra, pero por hoy, por ser casi Navidad, hay que mirarlo con optimismo