Coordinación. El área de investigación científica del ITD sigue dando buenos resultados, y siempre trabaja de la mano con universidades de otros países.
Para combatir el desperdicio de alimentos, investigadores del Instituto Tecnológico de Durango (ITD) y colegas de universidades en México y Estados Unidos están colaborando en un proyecto para retrasar la descomposición de frutas y verduras.
En 2020, se desperdició más del 13 por ciento de los alimentos producidos globalmente, en gran parte debido a la descomposición prematura.
Ante esta problemática, el equipo de investigación del ITD, en conjunto con la Universidad Estatal de Nuevo México (NMSU) y la Universidad del Este de Nuevo México (ENMU), ha desarrollado una estrategia innovadora: el uso de aptámeros.
Los aptámeros son diminutas moléculas de ADN o ARN que pueden "apagar" las enzimas responsables de la producción de etileno, la hormona vegetal que acelera la maduración.
El estudio, publicado en el International Journal of Molecular Sciences, propone usar estas moléculas como inhibidores para reducir las pérdidas poscosecha y extender la vida útil de productos como manzanas, tomates, aguacates y plátanos.
La investigación fue liderada en gran medida por la especialista del ITD Diana Laura Aparicio Breceda, quien realizó una estancia académica en la NMSU. Durante su trabajo, empleó modelos computacionales avanzados para identificar aptámeros con alta afinidad hacia las enzimas ACC sintasa y ACC oxidasa, clave en la producción de etileno.
UN ENFOQUE PROMETEDOR, PERO AÚN EN FASE TEÓRICA
Damián Reyes-Jáquez, coordinador del proyecto en el ITD, explicó que "los resultados muestran que algunos aptámeros tienen un potencial muy alto para unirse a estas enzimas y así ralentizar la producción de etileno".
Aunque estos hallazgos son prometedores, el trabajo se encuentra todavía en una fase teórica. El siguiente paso es comprobar en laboratorio si estos aptámeros logran retrasar la maduración sin afectar la calidad de los frutos.
De confirmarse, esta tecnología podría beneficiar a la industria agrícola y alimenticia al ofrecer una alternativa más económica y sostenible que los químicos tradicionales. Esto resultaría en menos desperdicio y una mayor durabilidad de los productos.
Con el crecimiento de la población y la necesidad urgente de combatir el desperdicio de alimentos, innovaciones como esta representan una gran oportunidad para mejorar la seguridad alimentaria global.
"Cada día que un fruto se mantiene fresco en los anaqueles es un paso más hacia un consumo más responsable y sostenible", concluyó Reyes-Jáquez.
