El boom de la IA generativa que lo está cambiando todo

El uso de la inteligencia artificial generativa no ha dejado a nadie indiferente. Es como si de repente alguien hubiera destapado una caja de herramientas infinitas que, bien usadas, prometen cambiar la forma en la que trabajamos, creamos, buscamos información o incluso programamos plataformas de todo tipo, desde editores de texto hasta entornos como un casino online, que aprovecha la IA para ofrecer experiencias más dinámicas y personalizadas, están incorporando estas capacidades con resultados muy positivos. Pero, claro, con tanta rapidez llegan también los efectos secundarios, y algunos empiezan a dar auténtico vértigo.

Un crecimiento que rompe todas las previsiones

Para entender la magnitud del fenómeno basta con mirar los datos del informe State of GenAI 2025 elaborado por Palo Alto Networks. En apenas un año, el tráfico vinculado al uso de herramientas de IA generativa ha crecido un 890%. Sí, así de claro: casi diez veces más en solo doce meses, en más de 7.000 organizaciones analizadas a lo largo de 2024. Esto tiene mucho que ver con que los modelos se han afinado, la automatización avanza sin freno y las empresas, ahora sí, están viendo resultados tangibles en términos de eficiencia y rendimiento.

Para que te hagas una idea más concreta: tras el lanzamiento del modelo DeepSeek-R1 en enero de 2025, su tráfico se disparó un 1.800% en solo dos meses. Esto nos da una pista bastante clara de cómo estas herramientas están entrando en las empresas a toda velocidad, y muchas veces sin que nadie las controle realmente.

Más productividad… pero también más grietas

Ahora bien, no todo es entusiasmo. Porque mientras la IA generativa ayuda a hacer el trabajo más rápido, también está dejando grietas en la seguridad. Y no precisamente pequeñas. Solo en los primeros tres meses de 2025, los incidentes de fuga de datos relacionados con estas herramientas crecieron 2,5 veces. De hecho, ya suponen el 14% del total de incidentes de pérdida de datos detectados.

Aquí entra en escena algo que cada vez preocupa más: el fenómeno de la Shadow AI. O sea, cuando los empleados empiezan a utilizar herramientas de IA por su cuenta, sin informar a nadie, sin pasar por el departamento de IT y, sobre todo, sin saber muy bien qué datos están compartiendo ni cómo se están usando. Esto deja a las empresas sin visibilidad, sin control y con un buen lío si hay que rendir cuentas sobre el uso de datos sensibles.

Gobernar la IA, no solo usarla

Ante este escenario, el informe de Palo Alto Networks lanza un mensaje claro: no basta con usar la IA, hay que gobernarla. Para ello, propone tres estrategias muy concretas: establecer controles de acceso adecuados, proteger los datos sensibles en tiempo real y adoptar una estrategia de seguridad Zero Trust que permita detectar comportamientos anómalos antes de que sea demasiado tarde.

Porque sí, la inteligencia artificial generativa ha llegado para quedarse y puede ser una herramienta increíblemente poderosa. Y su impacto se extiende mucho más allá del entorno profesional: en sectores como la educación, la atención al cliente, el comercio electrónico o el entretenimiento, donde juegos como la ruleta casino están comenzando a incorporar algoritmos de IA para ofrecer experiencias más seguras, personalizadas y atractivas