El Grito en Durango: historia, tradición y cómo se vive hoy

Cada 15 de septiembre, cuando el reloj marca las once de la noche, la Plaza de Armas y la Plaza IV Centenario en Durango se llenan de luces, música de tambora y voces que corean “¡Viva México!”. La escena forma parte de una tradición que se remonta a los primeros años de la Independencia, cuando la entonces provincia de Nueva Vizcaya recibió la noticia del levantamiento encabezado por Miguel Hidalgo.

De Dolores a la vieja Nueva Vizcaya

Aunque el Grito de Dolores ocurrió en 1810, fue en la década de 1820 cuando en Durango comenzaron los festejos cívicos para conmemorar la Independencia. Documentos históricos señalan que las primeras ceremonias se realizaban frente a la Catedral Basílica Menor, con discursos patrióticos y repiques de campanas, mucho antes de que existiera el actual Palacio de Gobierno.

Entre los recuerdos que han quedado grabados en la memoria colectiva destaca el primer festejo oficial de 1825, cuando el gobernador Juan Navarro encabezó la ceremonia con un repique de campanas que se prolongó más de media hora, encendiendo el ánimo de la ciudad. Décadas después, en 1914, en plena Revolución, la urbe enfrentó apagones y escasez de luz; aun así, los duranguenses no faltaron a la cita, iluminando la plaza con faroles de aceite y velas para gritar ¡Viva México!, entre relámpagos y disparos lejanos.

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Una celebración que creció con la ciudad

Con el paso del tiempo, la ceremonia del Grito adoptó elementos que la hicieron propia: el izamiento de la bandera en la Plaza de Armas, las arengas en voz de las autoridades locales y los primeros fuegos artificiales que iluminaron el cielo duranguense. Durante el siglo XX, la plaza principal y, más tarde, la Plaza IV Centenario se consolidaron como el corazón de las celebraciones.

Tradición viva y con identidad duranguense

Hoy, el Grito en Durango combina lo mejor de la memoria histórica con el ambiente de verbena popular. La presidenta o el presidente municipal, junto con el gobernador, encabezan el acto desde el balcón del Palacio de Gobierno, agitan el lábaro patrio y tañen la campana que hace retumbar la ciudad. El público acompaña con música de mariachi, banda y antojitos locales como gorditas, caldillos y tamales.

Más que una ceremonia, un símbolo de orgullo

El Grito de Independencia en Durango es más que una cita anual; es un recordatorio de la fuerza de un pueblo que, a más de dos siglos de distancia, sigue celebrando su libertad con entusiasmo. En cada “¡Viva México!” se escucha la voz de generaciones que han hecho de esta tradición un sello de identidad y un momento de unión para las familias duranguenses.