El laberinto de las soberanías
El tiempo avanza y con él se agrava la ola de crisis que Vladimir Putin destapó en febrero de 2022 invadiendo la hermana república Ucrania. Para Rusia puede tratarse de reconquistar el viejo poderío zarista, pero para Kiev es la defensa de su propia soberanía.
Más al fondo del asunto, en juego está el equilibrio político militar que Putin ve perdido si esa histórica parte de Rusia se compromete con Occidente. El presidente Alexander Kerensky se enfrenta al más cruel de los dilemas, la paz sumisa a Moscú o un inútil sacrificio masivo de su pueblo en aras de la dignidad nacional. La guerra bien puede extenderse con el financiamiento de los 90,000 millones de euros recién otorgado por la Unión Europea.
Allí, como en el escenario de Medio Oriente, también interviene Donald Trump que, con su yerno Jared Kuschner, ensaya fórmulas de paz para contener las furias asesinas de Hamas y Jerusalem. Sus estrategias están basadas, no en las reglas clásicas de la diplomacia, sino en el pragmatismo financiero empresarial, que ha logrado doblar la voluntad de Benjamín Netanyahu.
La actividad imparable de Trump en áreas estratégicas vitales para Trump se despliega en el tablero político mundial alternando amenazas o perdones sean con las armas o los aranceles. Los intereses no cambian. Se refuerzan intereses bien conocidos desde el Siglo XX, pero ahora son más contundentes desde los mismos ejes de poder. Lo que no ha variado es que, para arribar al difícil momento de la negociación final, se van acumulando los millares de combatientes muertos para respetar los manoseados valores que se proclamaron salvaguardar. En Gaza miles de civiles inocentes siguen muriendo en sacrificios que se arrastran desde todos los tiempos y lo mismo pasa en Ucrania.
Mientras tanto en América un mismo Goliat, convencido de ser el seguro pacificador y por lo tanto aspirante a ser el próximo candidato al Premio Nobel de Paz, no descansa en promover su plan hegemónico al que lo ha definido el Eje Norte América. El combate del narcotráfico es la etapa irreprochable que embona perfectamente en su repudio al del dictador Nicolás Maduro, para lo cual Trump acerca su gigantesco portaaviones a la costa de Venezuela y ordenó destruir, en una acción de cuestionada legalidad, una por una las narco lanchas que transportan drogas a Estados Unidos. Son ya más de cien tripulantes muertos. Su sola idea de invadir Venezuela es tan descabellada como que es la concepción de su poder.
Por su parte, la presidente de México se muestra solidaria con el gobierno de Maduro, al tiempo que también manifiesta su inquebrantable respaldo al régimen castrista de Cuba. La lista de países con los que expresa sus atenciones por ser de extrema izquierda, es tan patente como la que a veces desprecia marcadamente. La más reciente desatención ha sido hacia María Corina Machado, la valiente defensora de la democracia y candidata a la presidencia de Venezuela.
El respeto que México demanda en sus relaciones internacionales supone una equilibrada actitud hacia todo país que convierta cada caso en un complemento a nuestros propios planes de desarrollo.
El gobierno de México insiste en ver el panorama internacional con un monocular del ojo izquierdo, y esto es obvio que resulta muy costoso. A pesar de lo que se ufana, la señora Sheinbaum desde el principio de su administración ha optado por el sendero seguro hacia la pobreza y el abandono de las necesidades más elementales cuya solución es responsabilidad de cualquier gobierno. En el laberinto de las soberanías, la nuestra será siempre respetada si se expresa simple y con patriótico realismo.
Las revisiones al T-MEC que se anuncian deben ser en termas donde ampliemos las ventajas ya obtenidas. La cuestión es importante a la luz de la revisada política norteamericana de atraer la instalación en su territorio a las industria que se perdieron en la época en que se consideraba primordial la ventaja de establecer operaciones en el extranjero.
Es primordial que en este caso, se confirme la necesidad de que la política exterior de nuestro país se maneje con un sentido nacionalista y con un equilibrio ideológico, manteniendo como eje primordial el crecimiento y el bienestar de todos los ciudadano . ¡Feliz Navidad. Todos deseamos que se aclare el futuro de México!