Globero. Lo que en su momento fue la diversión de cientos de niños hoy es un oficio que va desapareciendo poco a poco.
El empleo informal forma parte del paisaje cotidiano en Durango capital. Está en las esquinas, en los parques y en las calles del Centro Histórico: vendedores de nieve que empujan sus carritos bajo el sol, globeros que colorean las plazas, boleros que ofrecen brillo y conversación, taqueros que montan su puesto cada tarde. Detrás de cada oficio hay una historia, y detrás de cada historia, una estadística que revela la magnitud del fenómeno.
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, difundidos en noviembre de 2025, el 52.4% de la población ocupada en Durango trabaja en la informalidad.
La misma medición del Inegi reportó que la subocupación alcanza el 5.3%, es decir, personas que sí cuentan con trabajo pero no con las horas o ingresos necesarios para cubrir sus necesidades.
De acuerdo con la cobertura local, la fuerza laboral total del estado ronda las 869 mil personas ocupadas en ese periodo, lo que da contexto a la magnitud del fenómeno sin necesidad de estimar cuántas dependen directamente del trabajo informal.
Cada imagen dentro de este fotorreportaje registra actividades cotidianas que forman parte de la dinámica económica de la ciudad, oficios de antaño que poco a poco desaparecen, esquinas de trabajo fijo y tareas que se adaptan al movimiento diario.






