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Esta es la relación entre la inflamación crónica y las relaciones sociales

Especialistas en salud integral coinciden en que la interacción social frecuente ayuda a regular los niveles de estrés.

Esta es la relación entre la inflamación crónica y las relaciones sociales

DANIELA ALMAGUER 16 dic 2025 - 13:34

Durante mucho tiempo, el cuidado de la salud se ha asociado casi exclusivamente con la alimentación equilibrada, la actividad física y el descanso adecuado.

No obstante, investigaciones recientes en los campos de la neurociencia, la psicología y la medicina preventiva han comenzado a destacar un factor igual de determinante, pero con frecuencia relegado a un segundo plano, la calidad de las relaciones sociales.

Mantener vínculos cercanos, estables y significativos no solo influye en el estado de ánimo o en la percepción de bienestar, sino que impacta de forma directa en procesos biológicos esenciales para el organismo.

Especialistas en salud integral coinciden en que la interacción social frecuente ayuda a regular los niveles de estrés, fortalece el sistema inmunológico y reduce la inflamación crónica de bajo grado, un proceso silencioso asociado con el envejecimiento prematuro y diversas enfermedades.

Por ello, es importante entender el vínculo entre las relaciones sociales y la inflamación crónica.

¿QUÉ ES LA INFLAMACIÓN CRÓNICA?

La inflamación crónica de bajo grado es una respuesta persistente del sistema inmunológico que mantiene al cuerpo en un estado de alerta constante.

A diferencia de la inflamación aguda, que aparece como mecanismo de defensa ante una lesión o infección, esta forma silenciosa puede prolongarse durante años sin síntomas evidentes. Sin embargo, se asocia con fatiga, dolores corporales, alteraciones metabólicas y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos autoinmunes.

Diversos estudios han identificado que el estrés sostenido es uno de los principales detonantes de este tipo de inflamación, lo que ha llevado a los especialistas a explorar estrategias no farmacológicas para su reducción, entre ellas el fortalecimiento de los vínculos sociales.

LAS RELACIONES Y LA REGULACIÓN DEL ESTRÉS

Las interacciones sociales positivas tienen un efecto directo sobre el sistema nervioso. Conversaciones significativas, el contacto físico y la sensación de apoyo favorecen la liberación de neurotransmisores como la oxitocina, la dopamina y las endorfinas, sustancias que contribuyen a disminuir los niveles de cortisol, conocida como la hormona del estrés.

Esta regulación hormonal no solo mejora el estado de ánimo, sino que también protege al organismo frente a procesos inflamatorios prolongados. Además, la percepción de acompañamiento y seguridad emocional fortalece la resiliencia psicológica y ayuda a enfrentar de mejor manera situaciones adversas.

SENTIDO DE PERTENENCIA Y BIENESTAR INTEGRAL

Más allá de los beneficios fisiológicos, las relaciones sociales influyen de manera profunda en la construcción del sentido de pertenencia y del propósito vital. Sentirse escuchado, valorado y parte de una comunidad contribuye a una mejor salud mental y se asocia con menores índices de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.

El acompañamiento social también se ha relacionado con una mayor esperanza de vida y con una mejor calidad de los años vividos, especialmente en etapas como la adultez mayor, donde el aislamiento puede convertirse en un factor de riesgo.

LA INFLUENCIA POSITIVA DE LOS VÍNCULOS

Las relaciones cercanas no solo ofrecen apoyo emocional, sino que también influyen en los hábitos cotidianos. Compartir rutinas, actividades recreativas o momentos de descanso facilita la adopción de conductas saludables, como una alimentación más equilibrada, la práctica regular de ejercicio o el respeto por los tiempos de descanso.

Este entorno compartido genera un efecto multiplicador, en el que los comportamientos positivos se refuerzan y se sostienen con mayor facilidad a lo largo del tiempo.

La evidencia actual sugiere que invertir tiempo y energía en cultivar relaciones genuinas puede ser tan relevante para la salud como otros factores tradicionalmente reconocidos. La calidad de los vínculos sociales se posiciona como una herramienta preventiva capaz de reducir el estrés, modular la inflamación crónica y fortalecer el bienestar general.

En un mundo cada vez más individualizado, reconectar con los demás se presenta no solo como un acto emocional, sino como una decisión consciente a favor de la salud integral.

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