ITD: mucho más que una disputa estudiantil
La toma de las instalaciones de Instituto Tecnológico de Durango no es un episodio que pueda considerarse espontáneo. Es, más bien, la manifestación más reciente de un problema que ha acompañado al ITD desde su fundación en 1948: la disputa permanente de los grupos políticos por controlar la emblemática institución en la capital duranguense.
El "Tecno", como lo llaman generaciones de duranguenses, fue el primer instituto tecnológico público fundado fuera de la Ciudad de México. Un símbolo del desarrollo académico de la provincia y, al mismo tiempo, una plataforma política que por décadas ha sido cortejada -y utilizada- por quienes buscan influir en la vida pública.
Pese a ser una institución de educación técnica, de sus aulas han saltado innumerables personajes hacia el ámbito político. Solo habría que voltear a ver a la actual administración estatal, donde se encuentran los titulares de la Secretaría General de Gobierno y de la Secretaría de Educación, Héctor Vela Valenzuela y Guillermo Adame Calderón, respectivamente.
En ese contexto, el conflicto actual difícilmente puede leerse solo como una disputa administrativa. Y es que los estudiantes señalan al director, Guillermo de Anda Rodríguez, de estar más concentrado en su proyección política y en actividades afines a la 4T que en resolver las carencias académicas, de infraestructura y transparencia financiera.
No obstante, es también evidente que el gobierno estatal afila sus garras al mostrar su "generoso interés" para apoyar en la mediación del conflicto. La sospecha es razonable. Y es que si el Director cayó de la gracia del estudiantado por motivos genuinos, el gobierno de Durango parece haber visto en la crisis una oportunidad para recuperar el control político de la institución.
Sería ingenuo pensar que en un estado donde las organizaciones estudiantiles históricamente han funcionado como semilleros políticos, desde sociedades de alumnos hasta la FEUD y la FETED, los gobiernos actuales y pasados no busquen influir en la vida interna del ITD. De esas estructuras han emergido desde liderazgos hasta gobernadores, como Esteban Villegas, actual mandatario estatal.
Por supuesto que lo anterior no deslegitima las demandas estudiantiles. Las deficiencias en laboratorios, salones y mantenimiento son reales, como también lo son las dudas sobre el manejo de recursos que suman más de 40 millones de pesos anuales. Sin embargo, tampoco puede ignorarse que los estudiantes, una vez más, parecen estar librando una batalla donde intereses ajenos entran y salen del escenario según convenga.
El Tecnológico Nacional de México -y la federación- deberán decidir pronto si respaldan al Director o si optan por una salida que calme las aguas en Durango. Pero lo preocupante no es la resolución inmediata del caso, sino lo que revela: que el ITD continúa atrapado en la lógica de la política local, donde cada crisis es un tablero de ajedrez y cada estudiante una pieza que alguien quiere mover.
EN LA BALANZA.- La iniciativa presentada por parte de Morena en el Congreso de Durango para castigar con cárcel las falsas acusaciones, abre un debate necesario pero también peligroso. Si bien busca evitar abusos del sistema penal, el riesgo de que esta figura se convierta en un instrumento para inhibir denuncias legítimas o para intimidar a la prensa crítica es real, está documentado por las organizaciones protectoras de los derechos de periodistas. En un país donde la impunidad pesa más que la justicia, legislar sin claridad y sin salvaguardas puede derivar en que quienes investigan corrupción o alzan la voz contra abusos terminen perseguidos.
X: @Vic_Montenegro