¿Litros o pesos? Así deberías cargar gasolina, según Profeco y el sentido común

Cada automovilista tiene su estilo: están quienes llegan a la gasolinera con el presupuesto medido (“échame 300, joven”) y quienes piden combustible con precisión quirúrgica (“me da 20 litros, por favor”). Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuál método conviene más?

Aunque parezca una simple preferencia, hay una diferencia clave que podría ayudarte a ahorrar (o al menos a saber con certeza qué estás pagando).

Cargar por cantidad de dinero: práctico pero engañoso

Cuando pides gasolina por pesos, estás dejando que el precio del litro (que cambia constantemente) determine cuántos litros te van a servir. Es rápido, sí, pero también te desconectas del rendimiento real que estás obteniendo. Un día puedes llevarte 13 litros y al siguiente 12.7 por exactamente la misma cantidad de dinero.

Además, en algunas estaciones poco éticas, se ha señalado que este método facilita redondeos raros, sobre todo en bombas mal calibradas.

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Cargar por litros: precisión y control

Pedir gasolina por litros te da mayor control y transparencia. Sabes exactamente cuánta gasolina estás recibiendo, independientemente del precio del día. Si monitoreas el rendimiento de tu auto (cuántos kilómetros haces por litro), esta es la mejor manera de saber si algo anda mal… o si estás pagando de más.

Este método también dificulta prácticas irregulares, porque el despachador tiene que servir lo que pediste, no “lo que quepa” en tu presupuesto.

¿Y entonces, qué es mejor?

La PROFECO ha recomendado cargar por litros, ya que permite mayor claridad al consumidor. Es la forma ideal si quieres monitorear el rendimiento, detectar irregularidades y tomar decisiones más informadas.

Así que la próxima vez que vayas por gasolina, tal vez quieras cambiar ese “con lo que alcance” por un “me da 20 litros”, y así tomar el volante también en tu economía.