Mito. Especialistas han señalado en más de una ocasión que en realidad se deben limitar algunos alimentos a los más pequeños.
Aunque durante años se ha repetido la idea de que los niños "pueden comer de todo", especialistas en nutrición infantil advierten que este consejo es un mito que puede resultar contraproducente.
Y es que más allá de llenar el plato con variedad, lo importante es ofrecer alimentos saludables, naturales y adecuados para cada etapa del crecimiento, evitando aquellos productos ultraprocesados que abundan en sal, azúcar y grasas saturadas.
Pediatras señalan que el verdadero reto no es que los menores prueben absolutamente todo, sino que desarrollen una relación sana con la comida.
Forzarlos a comer o imponer porciones puede generar rechazo, ansiedad o conductas alimentarias poco saludables.
El papel de los padres, explican, debe centrarse en decidir qué alimentos están disponibles en casa y mantener horarios regulares, dejando que los niños aprendan a escuchar su propio apetito.
También se destaca que los hábitos alimentarios se forman desde los primeros años de vida. En torno al primer año, los niños comienzan a mostrar preferencia por ciertos alimentos, como pastas, arroz o pollo, y a rechazar otros, especialmente las verduras.
En lugar de convertir la hora de la comida en una batalla, se recomienda ofrecer variedad sin presión, presentando los alimentos saludables de forma atractiva y con paciencia.
Finalmente, los expertos recuerdan que no todos los alimentos son adecuados para los más pequeños, y que el exceso de productos industrializados sigue siendo uno de los principales problemas en la dieta infantil.
Educar en la alimentación implica enseñar a elegir con equilibrio, no simplemente a "comer de todo".