Los relatos de Juan Emigdio
Hace tiempo hablamos de manera compartida sobre la Antología Breve con que Juan Emigdio Pérez, que así celebraba su cumpleaños. Desde entonces, los poemas forman el patrimonio intelectual de un de rara armonía, como la esta tarde en que nos hemos reunido en la Moreras y las Alamedas.
Juan Emigidio no quería entonces escribir un libro para ser recordado, sino para ser literatura, letra, sonido, ritmo...existir en imagen, en duelo breve y en libertad; quizás, porque desde 1966, tomo por afición sacarle chispas a las palabras, ha madurado y ahora con un poco de paciencia, la chispa puede causar un incendio en la memoria colectiva, en la vida de esta ciudad, que como muchos miles de ciudades del mundo, tiene en sus cantores, el ritmo que reclama proximidad y lejanía, es una chispa sencilla y efímera que no pide permiso y se convierte en calor, en luz, en diálogo, en proximidad, en compleja comunidad.
Ahora tenemos un nuevo libro de Juan Emigdio. Como se sabe, el nacimiento de un nuevo libro, siempre es una buena noticia para la cultura. En esta obra Juan Emigdio refrenda su amor por Durango y por la memoria que debe ser rescatada como riqueza colectiva en la medida que se comparte, que nos recuerda donde quedó aquel edificio, la vida de la calle y los oficios de la gente, el olor de la tierra y el perfume de nuestros jardines y parques.
Veo la portada del libro: una nopalera, el tunal y el brazo derecho del río, al fondo las luces de la ciudad, presiden los cerros. En la contraportada, un retrato con buril, en blanco y negro de Juan Emigdio, 205 paginas, 33 relatos de una vida amorosa por Durango, verbo que nombra y dignifica con esfuerzo cotidiano un pedacito del planeta tierra; tierra del poeta, declamador, contador, auditor, maestro universitario, escritor, esto es, domador de silencios.
Gracias a la vida, con más de ochenta años, con amigos y escribiendo, tener a cielo abierto, la veta de la memoria donde con poco excavar descubres los retratos del paisaje, las vivencias del barrio, los héroes de lo cotidiano, la soledad del librero, el reloj que premia y apremia, los viajes, los amigos que se van sin despedirse, la cárcel de la pandemia, el corcel del encierro, el 2 de junio de 1966 y la histona del gran toro de hierro al norte de la ciudad, que reclamó en voz de los estudiantes, un lugar para Durango en el desarrollo nacional: esto y más son oro molido que se convierte en letra y ritmo de las narraciones "Del tunal durangueño".
Sin duda, somos lo que hemos vivido, lo que hemos contado, lo que hemos amado. Es un honor y un privilegio compartir con Ustedes el libro "Del tunal Durangueño", un fascinante compendio de recuerdos y experiencias entrelazadas con la vida de un Juan nuestro de todos los días.
Este libro no es solo una colección de relatos; es un viaje a través del tiempo que ha vivido Juan Emigdio entre dos siglos, nos invita a descubrir las travesías en el corazón de Durango, cada página es una ventana abierta a un mundo de emociones, personas inolvidables y lugares que han marcado su alma de observador empedernido.
En "Del Tunal Durangueño", Juan Emigdio nos demuestra que la verdadera riqueza de la vida no reside en las posesiones sino en las experiencias vividas y las conexiones humanas. Este libro es un recordatorio conmovedor de que cada vida tiene su propia historia única y valiosa, y que cada capítulo, por pequeño que sea, contribuye a la trama más amplia de una existencia rica, sin escapar al dolor, a la soledad, a la tristeza, al deseo y al desamor.
"Del tunal Durangueño", nos invita a caminar junto al autor por los senderos de su memoria y a descubrir la magia que reside en las historias cotidianas de su vida que es la vida de muchos de nosotros, y como Cesare Pavese, Juan Emigdio sabe que a donde vaya, lleva siempre a cuestas la ciudad vivida.