Consumo. Una dieta equilibrada puede incluir mantequilla o margarina en pequeñas cantidades.
La elección entre mantequilla o margarina ha generado debate durante décadas en la alimentación. Ambos productos suelen estar presentes en la mesa de las familias, pero sus propiedades nutricionales son diferentes y conviene conocerlas antes de decidir cuál consumir.
Hay que empezar por distinguirlas. La mantequilla se obtiene de la grasa de la leche y contiene grasas saturadas y colesterol. Su consumo excesivo se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares; sin embargo, al ser un alimento natural y sin procesos químicos añadidos, algunos especialistas recomiendan consumirla con moderación en lugar de recurrir a versiones ultraprocesadas.
Por otro lado, la margarina se elabora a partir de aceites vegetales. En sus inicios contenía grasas trans, las cuales resultaban más dañinas que las saturadas; no obstante, la mayoría de las versiones actuales han eliminado o reducido este tipo de grasas. Al estar enriquecida con aceites vegetales, puede aportar ácidos grasos esenciales beneficiosos para la salud del corazón, siempre que se elijan opciones bajas en grasas trans y con menos aditivos.
Los especialistas en nutrición señalan que no se trata de elegir uno u otro de forma absoluta, sino de optar por la moderación y la calidad del producto. En una dieta equilibrada, puede incluirse mantequilla en pequeñas cantidades o preferir margarinas suaves hechas con aceites saludables como el de oliva o canola.
Así, tanto la mantequilla como la margarina pueden formar parte de la alimentación diaria, siempre que se consuman con medida y se prioricen productos de mejor calidad nutricional.