México primero... ¡y que se escuche hasta en la Casa Blanca!

Hablemos de mi querido México con humor, orgullo y un toque irreverente sobre lo mejor de mi amado País y los mexicanos. Lo Mejor de México además de los tacos, obvio somos los mexicanos, sobrevivimos a todo y encima lo contamos cantando rancheras.

Ser mexicano es una experiencia mística entre el caos y el milagro. Es vivir con un pie en la tragedia, otro en la fiesta, y un brazo extendido para pasar el tequila.Hablar de los mexicanos es como abrir una caja de sorpresas con salsa Valentina: siempre hay más y siempre pica delicioso...

Hacemos amigos en la fila del banco. Si hay alguien llorando, le llevamos Kleenex y un tamal. Si llega una tragedia, llevamos víveres y un mariachi si se necesita. Y si el mundo se cae... levantamos el ánimo con un "¡órale, no te rajes!. Somos arte ambulante: Decoramos cementerios con flores. Pintamos murales en bardas. Usamos papel picado para hablar del más allá. Tenemos creatividad nivel Dios: ¿No hay cable? Usamos el gancho del brasier.Y si el niño quiere un disfraz... con una caja de huevo hacemos un Ironmande barrioy llega al concurso como el superhéroe que el mundo necesita, que hasta gana el concurso.¿No hay palillos? ¡Una ramita de árbol, y a lo que sigue!Si se cae el sistema, improvisamos con cinta, fe y un tutorial de YouTube.

Pero sobre todo, tenemos corazón. El mexicano se parte el lomo y el alma por su gente. Ayudamos aunque no nos conozcan, invitamos aunque no haya mucho, y siempre decimos: "Aquí tienes tu casa"... y lo decimos en serio.Aquí cada abuelita siempre te va a decir: "¿Ya comiste, mijo?"

Tenemos un buen menú emocional: Los tacos. No hay dolor que no cure un buen taco. Si te rompen el corazón: taco. Si te ascienden: taco. Si no hay dinero: taco con sal. Y si no hay sal... pues tortilla solita y una lágrima.

Ningún otro país le pone chile a la fruta, crema al elote, limón al caldo y amor a todo. La gastronomía mexicana es un sistema terapéutico nacional.

Nuestra especialidad es el drama con gracia.Aquí lloramos en los velorios pero acabamos cantando. Somos los únicos que hacemos un apocalipsis mientras el apocalipsis sucede. La inflación sube y nosotros: "ni modo, dame un agua de horchata y que sea con hielito". Si la vida nos aprieta, si no hay dinero, lo hacemos rendir, aunque sea vendiendo flan, avono cantando al ritmo de Juan Gabriel ¡Y ojo! El mexicano no exagera... solo dramatiza con sabor.

Somos creativos hasta en la desgracia, Inventamos albures, apodos, piñatas, memes, lotería, la Virgen de Guadalupe y las telenovelas de 300 capítulos.

El mexicano se baila de todo. Desde el danzón en la plaza, hasta el reggaetón en la cocina. No importa si tenemos problemas, la cumbia no se detiene. Y cuando escuchamos "¡Cielito lindo!" en otro país, ayyayy ayyyyyy, se nos salen las lágrimas, los gallos y el tequila imaginario.

Que no nos apantalle nadie, y menos con frases como "AmericaFirst" cuando América somos todos, desde Tijuana, hasta Tierra del Fuego. Que no nos apantalle Trump con su "AmericaFirst"...

Porque nosotros ya sabíamos que México es primero...Primero en hacer una fiesta con tres personas y una bocina. Primero en curar el mal de amores con tacos y canciones de banda. Primero en recibir a todos con un plato de arroz, aunque no alcance la carne. Y primero en levantar al país con fe, trabajo, familia, amigos y una gran espiritualidad...y ahora, con nuestra Gran Mujer Presidenta organizando todo como buena jefa de familia: firme, valiente y con corazón de barrio y nación.Hoy México, tiene Acento en Mujer y en Grande.

Así que sí, que quede claro: primero el mole, luego el mezcal, y después vemos el muro caerse solo...

Porque somos esa mezcla exacta de ternura, sarcasmo, ingenio y resistencia. Porque hacemos milagros con poco, lloramos con estilo, nos reímos hasta del susto y siempre encontramos el modo. Y porque si todo sale mal, nos vemos el domingo con pozole.

"¡Viva México, ca...!" (lo que sigue lo decimos con el corazón en la garganta y la risa en la cara).