Mito o realidad: ¿Las personas deben tomar 8 vasos de agua diarios? Esto es lo que sabemos
Durante años se ha difundido la idea de que una persona necesita ocho vasos de agua al día para mantenerse sana y dicha fórmula, repetida en entornos laborales, deportivos y médicos, ha sido asumida como una regla general, al punto de convertirse en hábito incuestionado, circulando con facilidad porque ofrece una medida clara y fácil de recordar.
Sin embargo, esta recomendación se sostiene más en su repetición que en una base científica uniforme o ajustada a las particularidades de cada organismo. Algunos profesionales de la salud la citan como guía general, aunque cada vez más voces subrayan que no existe un sustento técnico sólido detrás del número.

¿De dónde nace esta afirmación?
En 1945, una institución estadounidense de nutrición señaló que una persona adulta requiere alrededor de 2.5 litros de agua diarios. El dato original también aclaraba que buena parte de esa cantidad se obtiene de alimentos y bebidas, lo cual se omitió en su difusión masiva, lo cual dio paso a una interpretación sesgada que aún perdura a día de hoy.
Décadas más tarde, publicaciones de salud y campañas de consumo popularizaron la cifra de los ocho vasos, al grado de que tal indicación se instaló en la conversación pública sin un consenso médico global ni precisión sobre su validez universal. La falta de contexto terminó por consolidar una sugerencia incompleta como si fuera norma.
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Entonces, ¿esta medida es un mito?
Hoy se reconoce que las necesidades hídricas dependen de variables como edad, clima, actividad física y estado de salud. Instituciones como el IMSS señalan que no es adecuado imponer una cantidad única para todos los contextos, pues cada cuerpo reacciona distinto ante condiciones ambientales.
Tampoco existe una medida estandarizada de “vaso”, lo que debilita aún más la recomendación, por lo que, en conclusión y condiciones normales, basta con responder al propio cuerpo: la sed sigue siendo el indicador más claro y confiable para mantenerse bien hidratado. La lógica cotidiana supera al conteo mecánico.
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