Muertes viales en Durango; una crisis que no cede
Durango registra 98 homicidios culposos por accidentes de tránsito durante el primer semestre de 2025, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esto representa prácticamente el mismo nivel que en los primeros seis meses de 2024 (99 casos), y refleja una ligera disminución frente a 2023 (102), 2022 (114) y 2021 (96).
En promedio, se abrieron 16 carpetas de investigación por mes entre enero y mayo de este año, siendo 19 en mayo, 13 en abril y enero, 14 en marzo y 22 en febrero.
La capital del estado concentró 27 de esas muertes fatales durante el primer semestre, el mismo número que tuvo en 2024. Gómez Palacio redujo sus casos de 27 en ese periodo de 2024 a 20 en 2025 (–26 %), mientras que Lerdo aumentó de cinco a nueve ( +80 %).
Aunque la tendencia estatal se mantiene estable, los datos no son motivo de celebración: cada carpeta abierta representa una vida que no regresó a casa, un daño irreparable para familias y comunidad.
Especialistas y autoridades locales reconocen que, pese a una estabilidad estadística, sigue existiendo una problemática estructural: negligencia al volante, exceso de velocidad, alcohol, uso del celular y falta de cultura vial, junto con debilidades en infraestructura y reglamentos poco efectivos.
El nuevo Reglamento de Tránsito de Durango capital, que prioriza al peatón y reduce límites de velocidad, aún enfrenta retos en su aplicación debido a señalización insuficiente y falta de supervisión real. Asimismo, la obligatoriedad del seguro vehicular (multas de hasta 850 pesos por incumplimiento) aún no se traduce en una adopción generalizada de la población.
La cifra de 2025 representa una reducción marginal respecto a 2024, pero aún muestra un escenario grave y cercano al nivel más alto registrado desde 2021.
Un nuevo límite de velocidad que genera controversia
El nuevo Reglamento de Tránsito y Vialidad de Durango, aprobado el 17 de julio de 2025, establece un límite de velocidad de 50 km/h en vías primarias, buscando mejorar la seguridad vial y priorizar a peatones y ciclistas. Sin embargo, ha generado descontento entre la ciudadanía, que percibe la medida como restrictiva y exige una aplicación equitativa de la ley, junto con mayor vigilancia para garantizar su cumplimiento.
La población de Durango solicita que, más allá de reducir los límites de velocidad, las autoridades refuercen la supervisión en las calles y apliquen sanciones de manera justa.
Urge pasar de las cifras a la acción
Aunque los datos recientes muestran una estabilidad o leve descenso comparado con años anteriores, el número sigue siendo inaceptablemente alto. Lo que se necesita:
- Aplicación efectiva del nuevo reglamento: señalización clara, supervisión constante y sanciones reales.
- Información y educación vial integral, dirigida a jóvenes y conductores recurrentes.
- Cumplimiento obligatorio del seguro vehicular, acompañado de campañas de concientización y protocolos de vigilancia.
- Infraestructura vial segura, con semaforización, reductores de velocidad y pasos peatonales bien diseñados.
Cada vida perdida en nuestras calles es una señal de que la prevención sigue siendo un desafío pendiente.
No basta estabilizar las cifras: es momento de avanzar hacia una cultura vial preventiva que realmente salve vidas.